lunes, 24 de enero de 2011

LUJAMBIO CON BROZO

desafío
editorial PorRedacción / EL MEXICANOlunes, 24 de enero de 2011
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Se publicó en: Edición impresa En este México nuestro tan peculiar, folklórico para algunos y lúdico hasta para jugar con la muerte, no es extraño que el titular de Educación Pública, quien despacha en el sillón que fue de Vasconcelos, el maestro de América y gran novelista de la Revolución –cualidad ésta superior a los juicios arcaicos que le exhiben como reaccionario-, escoja el foro televisivo de mayor raigambre cultural para proponerse “presidenciable” en aras de sus propias apetencias políticas.
Lo merece, caramba, después del atinado manejo de los fondos destinados a las fiestas del bicentenario insurgente, y en menor grado del centenario de “la bola” ante la cual los miembros del PAN son más bien remisos, sobre los que ni siquiera se ha intentado una mínima auditoría. Todavía esperamos la “torre” prometida en lenta, lentísima construcción a las puertas de Chapultepec y del Castillo desde gobernaron el autócrata Porfirio Díaz y el enajenado barbado de Miramar. Claroscuros siempre; cortinas de humo, también.

Hace unos días, Alonso Lujambio Irazábal, licenciado en Ciencias Sociales egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y candidato a doctor por la Universidad de Yale en Ciencia Política, neopanista puesto que apenas se afilió al PAN en junio de 2009, esto es dos meses después de ser situado al frente de la SEP a la salida de esta dependencia de la también “presidenciable” Josefina Vázquez Mota, acudió a Televisa, claro, fuente de inspiración mediática, para responder, en esencia, a los señalamientos del priista y profesor Humberto Moreira Valdés sobre los rezagos educativos... evidentes.

Y lo hizo, desde luego, en el reverenciado plató del célebre Brozo, el payaso tenebroso, célebre por haber desnudado y avergonzado nacionalmente al lópezobradorista René Bejarano, llamado desde entonces “el señor de las ligas” y vídeofilmado en flagrancia cuando recibía un monumental embute de manos del argentino Carlos Ahumada. El histrión, por supuesto, esmeró sus dotes para iniciar la propaganda del funcionario tratando de exaltar, cuidadosamente, los veneros de la seducción colectiva. Y Lujambio, por supuesto, se condujo como pez en el agua, siguiendo las lecciones del “gran seductor en campaña”.

En los preámbulos de su estimulante y culta comparecencia ante las cámaras de televisión, Lujambio se dio espacio para llamar a Moreira “protagonista cavernario”, “mentiroso” además, por haber dispuesto de un “montaje teatral” –esto es una entrevista de banqueta con algunos reporteros-, osando cuestionar las inmaculadas cifras del gobierno calderonista que deben ser tomadas como verdades absolutas a riesgo de ser igualmente señalados, cuantos duden, de ser representantes del paleolítico. Esto es como si el arribo del PAN hubiera sido de similar impacto al aerolito de Chicxulub que aniquiló a los dinosaurios, salvo los políticos.

Sólo que alrededor observamos, por aquí y por allá, dentro de la administración federal en curso igualmente, a no pocos “tiranosaurios”, herederos del Jurásico que aún no se extingue –mientras contemplemos, tan cera, a personajes de la talla de Emilio Gamboa, Bartlett e incluso los Fox, en plenas actuaciones, no habrá manera de poner el punto final-, como demostración evidente del continuismo estructural de la derecha que llegó al poder en 1982 y no en 2000 como algunos suponen con los segmentos panistas victoriosos.

Olvidó el “ministro”, quien no podía afiliarse al PAN de sus sueños antes de 2003 en su calidad de “consejero ciudadano” del Instituto Federal Electoral en donde debía permanecer sin partido para eslabonar la crónica de la falsa imparcialidad del organismo, los deberes y límites de los funcionarios públicos. Deber, sí, el de informar y responder a dudas, interrogantes e incluso cuestionamientos; límite, por cuanto a la urbanidad política mínima que obliga a los altos servidores públicos a guardar ponderación, seriedad y respeto hacia cualquier ciudadano aunque no sea de su misma filiación política. Esto es: si desea ponerse a las patadas con los priistas, que se baje de la nube de su ministerio. Así de sencillo.

Veamos, a punto, hasta donde se elevan las distorsiones. Moreira aseveró que resulta “dramático” corroborar el alto grado de deserción educativa entre los jóvenes pues sólo “cinco de cada diez” que ingresan a primaria terminan una carrera profesional; y Lujambio replicó que “lo dramático” es “que se invente los datos”. En la escala de valores del secretario se sitúan primero las estadísticas –sigo sus palabras como sonaron-, y después los escolapios mal formados y sin recursos para llegar a la meta universitaria.

No, no se trata de caer en juegos de palabras, con tendencias a degradar a un postulante presidencial que no niega la cruz de su parroquia, esto es en estado puro de precandidato, sino de subrayar la ligereza con la que se arguye desde las alturas en donde se ha perdido toda proporción de las cosas, esto es hasta el mínimo sentido social, en defensa... hasta del evidente inmovilismo, marca señera de los regímenes panistas, desde el 2000. ¿Resultados? Por favor.


Debate


Durante su “comparecencia” televisiva, con Brozo y su “secretaria” usurpando las dotes del Congreso, Alonso Lujambio subrayó como el mayor logro del régimen calderonista en materia de educación “el sistema de evaluación” que antes no existía para conocer, específicamente, los niveles de capacitación del magisterio; en la misma emisión se le preguntó cuál sería un objetivo a alcanzar y respondió: “contar con un sistema universal de evaluación” porque, expresó, ahora no puede evaluarse a quienes permanecen en un mismo nivel y no ascienden en la escala jerárquica de mentores. ¿Basta con eso?

Resulta que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) coloca a México con niveles educativos más bien bajos entre las naciones latinoamericanas y tal revelación no fue contestada por los responsables del ramo con la misma vehemencia que concitaron las críticas del priísta Moreira, profesor y por tanto enterado de rezagos y vicios de los programas oficiales. Y es que, desde luego, el organismo internacional, libre de las pasiones sectarias prevalecientes en nuestro país, no hizo sino compilar los avances de cada nación y establecer comparaciones a partir de ello. No había réplica posible con todo y que el escaparate fuera funesto para las ambiciones de Lujambio.

Desde luego, la posición del secretario en campaña podría observarse como un diferendo con la poderosa “maestra” Elba Esther Gordillo, reina más que dirigente del sindicato magisterial, a quien las condiciones siempre favorecen por cuanto a su excepcional capacidad de maniobra. Desde hace varios lustros la influencia de la señora –considerada la mujer de mayor poder en la historia de México-, es determinante dentro y fuera de la SEP, a grado de que la anterior titular de esta dependencia, Josefina Vázquez Mota, no negó sus diferencias con la lidereza al momento de integrarse a la Cámara de Diputados como activo del PAN.

Al respecto, doña Josefina –otro prospecto avanzado-,

marcó distancia respecto a “otros” ex titulares de la SEP, concretamente el regiomontano y foxista Reyes Tamez Guerra, que terminaron bebiendo de la mano de la maestra. Tamez es ahora, nada menos, legislador por Nueva Alianza, el Panal, partido fundado a expensas y financiamientos de la señora Gordillo sin el menor rubor. Los “saltos”, a la larga, perfilan siempre el carácter y la condición de los protagonistas de la vida institucional. Las interrelaciones sólo confunden, y funden, a los ingenuos.

En fin, más allá de todas las especulaciones, pervive el sentido de la realidad inocultable. Porque si el señor Lujambio, politicólogo de acuerdo a su apretado currículo, alega que el 66.3 por ciento de los jóvenes, y no el 27 por ciento, tienen oportunidad de entrar a la preparatoria, el fiel de la balanza, por demás riguroso y efectivo, está en la percepción misma de una sociedad a la que ya no adormece, como antaño, la demagogia rupestre.


El Reto


Lujambio, casi jubiloso por la presencia de la “secretaria” de Brozo a la que solicitó dejara ver sus ojos en abono de su belleza, seductor al fin, asintió en cuanto el payaso de la tele le situó como “presidenciable”. Enseguida alegó que “nunca” será factor de división en su partido, aunque no tenga antecedentes partidistas, sino de “cohesión” y algo más: se comprometió a ser una especie de garante de la unidad para consolidar presencia y prospectiva de su instituto político. Increíble: con poco más de año y medio de militancia se considera un factor determinante del PAN. Basta el dato para subrayar los tremendos niveles de improvisación en el partido gobernante.

Salieron sobrando, en esta línea, los empalagosos elogios a su jefe Calderón porque delinean la sumisión de quien espera, ansioso, la señal definitiva. Y para rematar enfatizó que “el sexenio no está muerto” lo que, en sí, denota exactamente lo contrario. Porque si tiene que especificarlo se debe, cuando menos, a que no son pocos quienes estiman la caducidad extrema de una administración agónica y fatídica en materia de resultados. Aclaración no pedida...

Si Lujambio resulta, al fin, el candidato –por el momento, los momios de Ernesto Cordero se movieron al alza-, seguramente comenzará deslindándose del señor Calderón, como éste lo hizo respecto a Fox cuando así le convino. Los secretos ya no lo son tanto.


La Anécdota


Cinco veces, de manera directa, pregunté a Lujambio, en diciembre de 2009, su opinión sobre Elba Esther Gordillo –“2012: La Sucesión”, Océano, 2010-, y otras tantas evadió referiste al asunto el personaje. Al final, nuestra insistencia apenas logró un esbozo.

-¿No será un factor determinante Elba Esther para el futuro?

-Ella es la dirigente de uno de los más importantes sindicatos del país. Como tal, opinará y actuará, en su momento.

Y tal dijo después de haber negado que la poderosa señora Gordillo había sido “un factor determinante” en la postulación del candidato panista a la Presidencia en 2006. Ya veremos hacia donde se inclinará la balanza. Lujambio o Moreira. Con alguien deberá guerrear la “maestra” ahora que Roberto Madrazo es cadáver político.

E-Mail: rafloret@hotmail.com

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