martes, 8 de noviembre de 2011

CENSURA EN CRECIDA

Desafío Publicación: LUNES 14 DE NOVIEMBRE DE 2011 *Censura en Crecida *Parodia y Nepotismo *Cursilería Extrema Por Rafael Loret de Mola - - - - - - - - - - - - - - - - La carta que envió Héctor Suárez al principal accionista de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, revela hasta que punto vamos en retroceso en cuanto a la libertad de expresión. Sin duda, el mejor de los cómicos mexicanos de la actualidad –el que apueste por Brozo, cuya imaginación sólo alcanzó para añadir una erre al nombre de un célebre payaso de sonrisa estentórea y alma blanca, aceptará su condición de rehén de las pantallas chicas y de la empresa líder en el renglón, siempre dispuesta a capitalizar los eventos deportivos y políticos-, fue cesado de “Iniciativa México” –no me explico porque no renombra Iniciativa Televisa para ser más precisos y no involucrar el nombre de la patria en cuanta aventura mercantil se emprende-, porque pretendió hacer críticas al poder político, como siempre lo ha hecho, en momentos en los que el demandado cambio parece haberse convertido en regresión. Malos tiempos son éstos para la crítica, atenaceado por censores con mentalidades gerenciales y, por ende, temerosos de ser puestos fuera del cerco corporativo por aventurarse a señalar las ominosas conductas de los llamados “servidores públicos”. Insisto: nunca como ahora, ni bajo la “dictadura casi perfecta” –nombrada así por Mario Vargas Llosa, frustrado aspirante a la Presidencia de Perú y novelista universal-, se había llegado a este nivel de intolerancia y de insensibilidad contra quienes pretendemos ejercerla como un contrapeso real a los excesos del poder político. Ya narré las tremendas vicisitudes que debí enfrentar cuando Océano “de México”, una editora con capital español y como tal parte de la reconquista que llevan adelante los consorcios ibéricos que ya hasta se adueñaron del Hipódromo de las Américas y del Centro Banamex que lo circunda, a través de la empresa CIE, optó por censurar mi obra más reciente arguyendo cualquier cantidad de perogrulladas. Lo hizo sin el menor recato, ofreciéndome como una especie de liquidación –tras una decena de libros publicados por la misma compañía-, un miserable anticipo a cuenta de regalías. Y con ello me obligó a tocar puertas, como no lo hacía desde hace tres décadas, en demanda de un valiente que se atreviera a publicar una obra de análisis político en donde no hay un solo insulto pero sí infinidad de denuncias sufi9cientemente acreditadas. Recuérdese que este columnista jamás ha sido desmentido públicamente por cuanto ha escrito. Eso sí: cuando ha sido necesario rectificar, por algún error de contenido, lo he hecho de inmediato. Así he procedido siempre. Los malos tiempos para “Nuestro Inframundo. Los Siete Infiernos de México”, no han terminado. La distribución de la obra ha sido lenta y gradual por las explicables limitaciones de los encargados de realizarla a pesar del apoyo de JUS, una de las escasas editoras con capital mexicano –al frente está el chihuahuense Bernardo Domínguez quien me tendió la mano cuando más desesperaba-, para surtir porque ni siquiera era proveedor de Sanborns, la cadena que más libros vende en distintas regiones del país como efecto del cierre de decenas de librerías, acotadas por las constantes advertencias de “la superioridad” y la imposibilidad de sostenerlas por la ausencia notoria de lectores en una de las naciones latinoamericanas que menos se acerca a los libros. Si no fuera por los libros de texto gratuito, el filón de las editoras cómplices del gobierno, México tendría uno de los peores niveles de lectura per cápita. Sea ésta una explicación para tantos lectores, de buena voluntad, que me han buscado para hablarme de lo difícil que ha sido para ellos encontrar el texto mencionado, alargándose la espera como no había sucedido, insisto, nunca antes. Tal es la manera, pese a las buenas voluntades encontradas, de asfixiar a una obra crítica hasta el límite de la resistencia de su autor. Aún así, persevero a sabiendas de que los libros por venir tendrán que pasar por una amarga senda plagada de obstáculos. Y no sólo eso: al mismo tiempo los autores mexicanos sufren lo suyo porque e mercado está inundado con los remanentes de los volúmenes que no tuvieron salida en España, sobre todo, y con la arribazón de trepadoras de importación que pretenden venir, bajo contrato, a “enseñarnos” a los mexicanos cómo se hace crítica como negocio. Por allí deambula ya una conocida argentina, la señora Wornat, quien se queja de ser amenazada por una obra que dice presentará sobre el sexenio de Calderón. Eso sí: cómo le hacen el juego los medios con mentalidad de conquistados que se estremecen ante los extranjeros y limitan a los mexicanos. La perspectiva no puede ser más dolorosa, además, porque aumentan, día a día, el número de colegas asesinados con el pretexto baladí de que son parte de las víctimas -o bajas- de la guerra entre las mafias. La cuenta va en setenta y cinco y sólo nos separan tres del abyecto mandato de Miguel de la Madrid. Por desgracia, la realidad es otra porque la represión mayor viene de las fuentes gubernamentales y no de los criminales bajo la férula de los “capos” a quienes les encanta ser mencionados en los periódicos. ¿No han notado, los amables lectores, que las vitrinas y góndolas en donde se exhiben libros, están repletas de volúmenes sobre los cárteles, los padrinos y demás señores relacionados con el narcotráfico y la delincuencia organizada? En cambio, si se toca a la clase política la censura revienta y esto, por sí, plantea cuáles son las prioridades de una administración o un régimen absolutamente malogrado. Debate Mientras ocurre todo lo descrito, las familias del establishment se solazan bajo el manto de la impunidad. Nadie imagina cuánto administra, ya desde ahora, Margarita Zavala Gómez del Campo, eso sí con mayor discreción que su antecesora Marta –sin hache porque así se presentó en su acta de nacimiento y no a criterio de quien esto escribe-, para blindar económicamente a su familia –a todos, incluyendo a los cuñados incómodos que hablan de mafias cuanto observan al PRI y al PRD sin mencionar a la propia-, después de diciembre de 2012. Por otra parte, las parodias del nepotismo ramplón se aceleran, como ayer en Michoacán, ante el asombro de la mayor parte de los mexicanos. Primero ocurrió en Coahuila por un desorden gregario que culminó con la exhibición de los Moreira a nivel nacional cuando parecía que el PRI había encontrado un dirigente capaz de mantener la unidad. Pero no. La obsesión fraternal pudo mucho más que los intereses generales y dio lugar a la repetición de los escenarios en los que un hermano sucede a otro, cuando el mandatario federal con un simple “¡Suerte Cocoíta!” convocó a la simulación grotesca de una democracia anclada en los chantajes mutuos y los acuerdos soterrados. Nunca, vuelvo a decir, habíamos llegado a tal grado de amoralidad pública. Si en materia de libertad de expresión vamos para atrás –yo espero que la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión me demuestre que contamos, siquiera, con una ventana hacia la justicia, tras las denuncias interpuestas contra los farsantes de Océano-, también es lamentable que los tumores malignos del viejo sistema se acrecienten y expandan como viene sucediendo con el nepotismo, antes ferozmente perseguido por los panistas que hoy lo exaltan y festejan dentro de sus mentalidades gregarias con muchos ingredientes de complicidad. Las consecuencias, en este momento, están demasiado a la vista. La Anécdota De nueva cuenta arremeten los antitaurinos contra un espectáculo de innegables raíces culturales y rasgos de grandeza excepcionales. Uno de ellos propagó, recientemente, que uno de los horrores de la fiesta consistía en que al toro, todavía sin estar muerto luego de la puntilla según dijo, en el ruedo mismo, se le mutile para entregar orejas y rabos como trofeos a sus lidiadores, un tema bastante marginal porque la concesión de apéndices sólo es vista como marcador por quienes carecen de sensibilidad y no reparan en la esencia de la tauromaquia. Consulté al respecto con varios veterinarios y hasta médicos de altísimo nivel y confirmaron lo que ya sabía: el toro muere en el ruedo tras ser apuntillado y por tanto no sufre cuando le cortan las orejas como tampoco debiera sufrir durante la lidia salvo por los abusos en los aceros, sobre todo las puyas, ilegalidad que cometen los diestros tramposos contra el propósito del buen aficionado por exaltar los verdaderos valores, el de la bravura sobre todo, por encima de las triquiñuelas por desgracia presentes en toda actividad humana. Abundaremos. - - - - - - - - - - - - - E-Mail: rafloret@yahoo.com.mx - - - - - - - - - - - - - Rafael Loret de Mola Escritor

viernes, 29 de julio de 2011

Datos que no cuadran. Columna Desafío

Desafío Publicación: VIERNES 29 DE JULIO DE 2011

*Datos que no Cuadran

*Riesgos muy Cercanos

*El Verdadero Culpable

Por Rafael Loret de Mola

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Los panegiristas del gobierno de Calderón –cada vez menos pero más sonoros-, insisten en dos aspectos para justificar la aprobación a su gestión pese a los tremendos rezagos en los renglones sociales: su “valor” para enfrentar a las mafias, sobre todo las del narcotráfico si bien deberían tomarse en cuenta a los fanáticos de “ La Familia ” y ahora “Los Caballeros Templarios” con discurso político altamente subversivo, aun con la abierta oposición de importantes sectores de opinión política; y el “blindaje” económico circunscrito a las reservas internacionales del Banco de México, en el orden de los 130 mil millones de dólares, y al control inflacionario a diferencia de los flagelos de otras épocas cuando la economía se desplomó bajo los pies de plomo del populismo avieso.

Ya veremos, en diciembre de 2012, si siguen sosteniendo lo mismo luego de enfrentar los muy peligrosos meses que vienen. La perspectiva es francamente compleja, sobre todo por el mal manejo de la deuda externa estadounidense y la crisis paulatina de la Unión Europea --ahora parece que España será el siguiente gobierno en “quiebra” a rescatar por sus vecinos--, anuncian la llegada de una nueva crisis global con repercusiones severas en América Latina y, sobre todo, en México. No olvidemos que pese a los parapetos anunciados, nuestro país fue la última economía emergente en salir del desafío de la recesión pese a las reservas récord y los augurios optimistas de un gobierno perdido por la ausencia de controles reales sobre actores y factores financieros.

Las reservas, sí, son las más altas de la historia y la tendencia es hacia un ahorro todavía mayor. Esto es como si México estuviera sobrado de inversiones para ampliar su infraestructura y asegurar la creación de nuevas fuentes de empleos para vacunarse contra los posibles conatos de violencia que son efectos de las desigualdades extremas no superadas. Por mucho menos, en España –cuya problemática económica mengua considerablemente gracias a las ganancias por las inversiones de los grandes corporativos en México, sobre todo los bancos en franca expansión a pesar de la “mala imagen” internacional del país por cuanto a la creciente inseguridad nacional-, millones salieron a las calles a exigir la dimisión del presidente, José Luís Rodríguez Zapatero, por sus fallidos intentos de subsidiar hasta los nacimientos de cada españolito con cuatrocientos euros sin tener disponibilidades para ello. La demagogia se estrelló en la realidad.

Lo que no se dice es precisamente lo aterrador: ante las reservas millonarias, excepcionales, la secretaría de Hacienda, en donde pulula aún el presidenciable Ernesto Cordero Arroyo convencido de su capacidad para convertirse en político si lo toca la vara mágica del panismo marrullero, reconoció que la deuda externa e interna global de nuestro país asciende, nada menos, ¡a 385 mil millones de dólares!, una cifra que ya rebasa el linde del manejo administrativo correcto para introducirse, sin remedio, al campo de la sumisión extrema. Sólo hace falta que el Departamento del Tesoro estadounidense designe, discrecionalmente, al futuro ministro del ramo.

En pocas palabras debemos tres veces más de lo ahorrado por el Banco de México y que no puede usarse: es dinero ocioso que sirve, aseguran los expertos, para garantizar a los acreedores que no volarán sus empresas a causa del creciente malestar social; y que todos resistiremos los embates de la descompuesta economía global porque, además, ya se compraron lingotes de oro... por cuatro mil millones de dólares adicionales, equivalentes a poco más del tres por ciento de las reservas. Y todos estamos bien contentos. Demagogia pura.

Debate

No cuadran los datos. Aseveran que la inflación va a la baja pero el poder adquisitivo real disminuye de manera alarmante: no olvidemos que los ajustes sobre la pobreza, en México, se dan por decreto, esto es los niveles bajan cuando un sabio considera que puede vivirse con dos dólares al día, como aseveró Francisco Gil Díaz, o con seis mil pesos al mes de acuerdo a las estimaciones de Ernesto “El Cordero Pascual”. Ya me imagino a éste, de alcanzar la candidatura presidencial del PAN, subido en el templete, de cara a un grupo de depauperados en cualquiera de los miles de pueblos asfixiados por la ausencia de satisfactores básicos, agolando la voz para repetir su cantaleta: México ya no es una nación pobre. Mucho menos lo son los calderonistas y cuantos, a su sombra, se han enriquecido comenzando con lo mejor de su capital político: Margarita Zavala Gómez del Campo.

En la misma línea, si las reservas monetarias rebasan los 130 mil millones de dólares, ¿debemos sumarles o restarles los 385 mil millones de dólares que Hacienda reconoce como la suma de las deudas externa e interna de nuestro país? De una manera u otro, sendos renglones no son activos de los que pueda disponerse mientras México sufre los embates de una nueva crisis global... para la que no se preparó en tiempo y circunstancia. ¿Qué no es culpa de Felipe Calderón? Lo es, sí, por la imprevisión con la que los “sabios” economistas optaron por llevar adelante una campaña proselitista en vez de analizar las bombas de tiempo que se encendieron en los Estados Unidos y la Unión Europea por el deficiente manejo administrativo de sus propias deudas. Ahora, claro, las grandes potencias del orbe están listas a pasarnos las facturas por los platos rotos; y no nos quedará más remedio que pagarlas por nuestra condición de naciones satélites.

Por supuesto, los costos derivados del colapso, aun cuando el huracán devastador vino del norte y de allende el océano, se le cargarán a una administración federal, la encabezada por Felipe Calderón, tuerta e inhabilitada por sus propios temores. ¡Y luego nos hablan del “valor” del mandatario que está protegido por un millar de efectivos militares en sus búnkeres de Los Pinos y la avenida Constituyentes!

La Anécdota

¿Quién ha sido el peor entre los mandatarios que hemos padecido? Obviemos a los dos más recientes para situarnos en 1989, un año después del finiquito de Miguel de la Madrid. Fue entonces cuando visité al ex presidente José López Portillo, quien ha sido el más satanizado entre cuantos han ocupado la Primera Magistratura desde hace casi ochenta años, y le pregunté, a quemarropa:

--¿Cree usted haber perdido la historia con la devaluación de 1982?

Y no dudó en responder:

--Con la nacionalización de la banca doté al gobierno y a los más perjudicados por el saqueo de divisas, de un instrumento estabilizador. Pero llegó Miguel (De la Madrid ) y lo primero que hizo fue entregar a los ex banqueros la mayor indemnización pública de que se tenga memoria, privatizando además. Perdimos dos veces ante ellos. Juzguen ustedes a partir de este hecho.

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E-Mail: rafloret@yahoo.com.mx

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Rafael Loret de Mola
Escritor

lunes, 13 de junio de 2011

RAFAEL LORET DE MOLA ENTREVISTA CARMEN ARISTEGUI

En entrevista con Rafael Loret de Mola, periodista, Carmen Aristegui (MVS) comentó que se le dio espacio a Pablo Salazar la semana pasada para denunciar robo y persecución política y en una conferencia el periodista Rafael Loret de Mola la mencionó diciéndole que no la engañaran y la invitaba a Chiapas para que escuchara lo que la gente tiene que decir de Pablo Salazar.

Aristegui: ¿Cuál es tu mensaje? ¿Por que me dices eso?

Loret de Mola: Me molesta profundamente que ahora medios de comunicación digan que Pablo Salazar es víctima de persecución política. Con Pablo Salazar se vivió la etapa de represión contra el periodismo más negra de la historia de Chiapas y a medida que fue avanzando la denuncia por lo que acontecía en “Cuarto Poder” hubo persecuciones contra muchos elementos de la vida pública; en la prisión donde ahora está Salazar llegaron a haber hasta 500 adversarios de Pablo Salazar detenidos arbitrariamente. Conrado dela Cruz, director de Cuarto Poder”, tuvo que salir de Chiapas por la persecución y su hijo sufrió tortura y violación en la cárcel cada vez que aparecía una crítica en “Cuarto Poder”.

Aristegui: ¿Eso no invalida que pueda haber persecución en su contra?

Lore de Mola: No creo que haya habido persecución, hay testimonios de que Pablo Salazar tenía una relación normal con el gobernador Juan Sabines, hace unos meses se reunieron.

Aristegui: Acabas de mencionar algo muy importante, se ha dicho que la intención de Pablo Salazar era ser senador y que estaba con el PT y que eso enloqueció al gobernador,

Loret de Mola: No, Salazar es muy hábil, quería buscar el refugio del fuero constitucional porque ya no sabía como contestar sus demandas. El supuesto allanamiento a su casa se dice que fue preparado por el propio Pablo para tener un escenario en el cual defenderse.

Aristegui: No se puede negar que hay una confrontación política clara entre Sabines y Salazar, Granados Chapa reconstruye esa confrontación. Si dentro de esa confrontación política se menciona que se robo dinero de los recursos del Stan pero ahora lo acusan de asociación delictuosa ¿Por qué no acusarlo de lo que se le había venido acusando?

Loret de Mola: He insistido que es necesario que aquellos que fueron afrentados por Salazar que presenten sus denuncias.

Aristegui: Sostengo que no es imaginable que no haya un ingrediente político en esta decisión de capturar al ex gobernador.

Loret de Mola: Evidentemente pero no se ve en las calles de Chiapas pidiendo compasión para que salga de la cárcel, si es político ¿dónde están sus simpatizantes? Además Sabines me dijo que hay documentos que demuestran desviaciones de recursos de Stan que no habían sido administrados porla Sedesol, Vázquez Mota había dicho que ellos no administraron los recursos.

Aristegui: Lo que dijo Josefina esta semana en charla con nosotros fue precisamente que el mandato de Fox para ella fue que acudiera en el tiempo de la emergencia y no en el de la reconstrucción, por lo tanto la tarea de Josefina estuvo en ese tramo de esa historia tremenda, pero no le correspondió la de la reconstrucción, por lo tanto ella no tiene vínculo con el tema en esta parte. Esa es Josefina pero si el gobernador te dijo que había documentos ¿no forman esos documentos parte de las imputaciones?

Loret de Mola: Va a formar parte pero van a llover denuncias.

Aristegui: ¿Hay una persecución política de Sabines contra Salazar?

Loret de Mola: Personalmente te puedo decir que desde hace 11 años estamos denunciando a Pablo Salazar, lo que se puede cuestionar es que el gobernador se tardó.

Aristegui: Hay un periodista que se llama Carlos Loret de Mola, que algo has de saber de él, que escribió un El Universal un texto importante. Carlos habla del documento secreto de Sabines en Los Pinos y dice que el documento fue llevado por un alto emisario del gobierno chiapaneco y habla de que Salazar es un peligro para Chiapas y pide el arresto o el exilio.

Loret de Mola: No creo mucho en eso de los documentos secretos. Carlos forma parte de un equipo de trabajo, de Televisa, es mi hijo y lo querré mucho a pesar de sus desaires, pero en este caso está profundamente equivocado porque no conoce la realidad de Chiapas y porque muchas veces le he pedido que se entere de lo que pasó con Conrado dela Cruz. No quería tocar el tema porque me parece polémico pero a ti te gusta la polémica, tu misma has sido una defensora contra la impunidad de este país.

Aristegui: Pero no me terminaste de decir. Dijiste que no querías abordar el tema porque es tu hijo pero ya te traje a ese baile. Ese documento, tú dices: “no creo en los documentos secretos”, pero aquí está la afirmación de que existe un documento que se entregó a Los Pinos y que, efectivamente, como dice Carlos, aunque sea una simple hojita lo importante es quién la escribió, quién la llevó a Los Pinos, quién la leyó y qué hizo, y aquí habla de que la entregó un emisario del Gobierno chiapaneco.

O sea, Sabines le llevó a Los Pinos estas acusaciones días antes de la captura. ¿Hay o no aquí un componente político?

Loret de Mola: Te lo dije, yo formé al autor de esta columna, y como formador que soy de este joven, que tantos motivos de orgullo me ha dado a través de su vida, yo le preguntaría: ¿cómo supo él de ese documento secreto?, ¿quién se lo llevó?, ¿por qué se lo llevaron?, ¿en dónde está el vínculo entre Carlos y el documento secreto?, ¿para qué sirve ese documento secreto?, ¿y si tiene copia, por qué no exhibió la copia misma del documento secreto? A ver. Es muy fácil decir “existe un documento secreto”. Hay que probarlo.

Aristegui: ¿Dudas de la existencia del documento?

Loret de Mola: No, yo no dudo, yo le pido a Carlos que exhiba ese documento para que yo pueda entonces ya exhibir este documento que tengo en las manos y que ya te mostré hace un momento.

Aristegui: ¿Y qué es?

Loret de Mola: Un documento en donde se ve claramente el vínculo afectivo que tenía Pablo Salazar Mendiguchía con algunos elementos de Televisa.

Por ejemplo, aquí en esto tengo una copia de la escritura que llegó a mis manos en donde la señora doña Adela Micha Zaga, muy conocida periodista, por su propio derecho confiere poder al señor don Pablo Salazar Mendiguchía, tan amplio como en derecho sea necesario, para que en nombre y representación de la poderdante, es decir, de Adela, pueda vender, en términos y condiciones que estime convenientes, los derechos que a la compareciente correspondan respecto del departamento marcado con el número 1004 y sus anexos del edificio sujeto al régimen de propiedad en condominio, marcado con el número 230 de la calle Bosques de Tabachines, en la colonia Bosques de las Lomas de esta ciudad.

Esto no es un delito, no estamos hablando de delito alguno que haya cometido ni Adela ni Pablo. Esto es una prueba que demuestra el vínculo afectivo, profesional, lo que tú quieras, de una importante comunicadora de Televisa, que ha mantenido la idea de la persecución política en sus noticiarios, y Pablo Salazar Mendiguchía.

¿Qué tiene que hacer un exgobernador?, porque esto está fechado precisamente a los 13 días del mes de marzo de 2008, hace tres años. ¿Qué tiene que hacer un exgobernador haciendo labor de agente inmobiliario?

Aristegui: Bueno, es un asunto entre particulares, no hay delito. A ver, ¿qué estás presumiendo Rafael? A ver…

Loret de Mola: Un poder especial que se dedica a vender una propiedad que es de Adela Micha. Bueno, aquí se demuestra que hay por lo menos algún tipo de relación, o profesional o afectiva.

Aristegui: ¿Tú presumes que eso está incidiendo en la línea editorial de la televisora o qué?

Loret de Mola: Eso… No, yo presumo simple y sencillamente que hay, en el caso de Pablo Salazar, muchos intereses, por el dinero que él desarrolla, con ciertos medios de comunicación.

Aristegui: Lo mismo se dice de Sabines.

Loret de Mola: También se dice de Sabines. Bueno, en su momento, en este momento estamos hablando de que Pablo Salazar es el que está en la cárcel.

Aristegui: En este momento…

Loret de Mola: Si Jaime Sabines en su momento tiene que responder, tendrá que responder él de sus propias acusaciones.

Aristegui: En este momento de lo que estamos hablando…

Loret de Mola: Yo no voy a defender a Juan Sabines…

Aristegui: De lo que tú estás señalando… A ver, ¿qué estás colocando en este momento, estás colocando una suspicacia, llamémoslo así, de que ése vínculo que muestra el documento…?

Loret de Mola: Que no hay delito.

Aristegui: No hay delito pero… a ver, la periodista tiene derecho a tener una propiedad y a venderla si se le da la gana, y si tiene un particular que le haga la gestión no hay delito.

Loret de Mola: Por supuesto que tiene derecho, pero qué casualidad que el particular sea Pablo Salazar Mendiguchía, que ahora…

Aristegui: Ya no era gobernador. Ahora, ¿tú dices “es defendido Salazar por Televisa”?

Loret de Mola: Absolutamente, en los programas últimos que yo he escuchado se habla de que es una persecución política, de que no hay… Bueno, persecución política tiene que ver con los asesinatos de dos periodistas distinguidos del periódico líder de Chiapas, tiene que ver…

Aristegui: Que no lo están juzgando por eso, ni siquiera lo han acusado. A ver.

Loret de Mola: Que no lo están juzgando… porque no se ha tipificado el delito de homicidio. Eso es lo que yo estoy solicitando, eso es lo que fui a decir también a Tuxtla, que se tipifiquen los homicidios de los dos Conrados, ya se lo dije a doña María Morales, la dueña del periódico.

Aristegui: Estarás de acuerdo que si tú sostienes que los vínculos o las relaciones que pueda tener Salazar Mendiguchía con algunos periodistas, y tú muestras ese documento, que es muy delicado en el contexto que estamos hablando, que eso hace que la línea editorial de algunos medios, y dices Televisa, sea a favor de Salazar y se acuse persecución política.

Loret de Mola: Vamos a ver, tú eres periodista…

Aristegui: Eso es una parte, pero también…

Loret de Mola: Y sabes muy bien que es la punta de la hebra.

Aristegui: Pues es lo que quiero hilar. A ver, tú planteas una cosa de esa naturaleza y luego vendrá la pregunta obligada: ¿eso qué tiene que ver con la influencia del exgobernador en ciertos circuitos periodísticos, como lo estás planteando, aplicaría para Sabines en función de otros medios de comunicación que han ido a la yugular de Salazar Mendiguchía, y se presume que por razones de otra índole, de vínculos del actual gobernador con medios de comunicación que se han visto beneficiados, por ejemplo, con contratos de publicidad?

Loret de Mola: Bueno, lo de los contratos de publicidad sabemos que es un elemento siempre muy fuerte en todos los medios de comunicación, hay muy pocos, excepciones en este país, que pueden decir: “mi periódico circula y con la circulación nos podemos igualar económicamente”. La mayor parte de los periódicos de este país dependen de la publicidad, lo sabemos perfectamente bien.

Aristegui: El problema no es eso…

Loret de Mola: Y la publicidad oficial de…

Aristegui: El problema no es que tengas publicidad oficial en tus páginas, si es inserción pagada, el problema es que incida en tus políticas editoriales. Ese es el tema.

Loret de Mola: Ese es el problema

Aristegui: Ese es el tema.

Loret de Mola: Mira, te repito, en este momento el que está en el banquillo es Pablo Salazar. Ahora bien, ¿hay elementos políticos en el asunto? Los hay. ¿Por qué? Porque se trata de dos políticos. Juan Sabines era alcalde de Tuxtla Gutiérrez durante el gobierno de Salazar Mendiguchía. El me contó una anécdota… Bueno, ya voy a hablar, ya de plano, de todo lo…

Aristegui: ¡Habla de todo!

Loret de Mola: Mira, me contó una anécdota importantísima.

Aristegui: ¿Salazar?

Loret de Mola: Salazar, no, Juan Sabines. Debo decirte que…

Aristegui: ¿Me haces…? Un momento, una pausa y me cuentas todo eso. (Después del corte) El hijo de Pablo Salazar nos solicita réplica pero no tengo más tiempo, lo haremos el lunes pero Loret de Mola dijo “lo voy a contar”.

Loret de Mola: Sabines me dijo que el día que murió Conrado dela Cruz en Miami recibió por teléfono la noticia y le dijo a Mariano Herrán, todavía fiscal, “Mariano, me acaban de avisar de la muerte de Conrado” la respuesta de Mariano fue “Señor gobernador, este es el momento de apropiarnos de Cuarto Poder

OFELIA LORET DE MOLA AND HER HUSBAND ENRIQUE GUZMAN IN SAN MIGUELDE ALLENDE

OFELIA LORET DE MOLA AND HER HUSBAND ENRIQUE GUZMAN


OFELIA LORET DE MOLA DE VISITA EN MI CASA DE SAN MIGUEL DE ALLENDE, CON SU ESPOSO ENRIQUE GUZMAN.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Lomas Taurinas

PorRedacción / EL MEXICANOmiércoles, 23 de marzo de 2011
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Se publicó en: Edición impresa ¿Accidentes en escarpados escenarios o crímenes con escenografías minuciosamente preparadas? Cuando indagamos sobre las muertes recientes de algunos personajes de la vida pública colocados en la espiral de las sospechas, se suele concluir, aun cuando se carezcan de datos duros para ello, que los asesinatos desde el poder suelen ser siempre camuflados y rara vez dejan rastros precisos.
Por ejemplo, pasaron ya cuarenta y seis años largos desde el magnicidio de Dallas y ni siquiera los influyentes deudos del clan Kennedy, pese a su enorme presencia política, han podido siquiera avanzar más allá de las sospechas sobre la posibilidad de que no fuera un solo tirador, Lee Harvey Oswald, oficialmente reconocido como el asesino material, el responsable del ominoso suceso. Y tal, sin duda, es el paralelismo justificante para cuantos defienden la negligencia del gobierno mexicano.

¿Conjuras o locuras? Cuando es imposible ocultar los hechos, esto es ante los atentados evidentes, surge entonces la interrogante que recala, claro, en el permanente manoseo de los hechos, incluso hasta la alteración de las escenas donde se ejecutan los crímenes –en Lomas Taurinas, la depauperada colonia de Tijuana que se convirtió en referente en 1994, hace ya dieciséis años, se pretextó la instalación de una estatua para alterar todo resquicio de autenticidad-, para asumir conclusiones insostenibles si se utiliza, siquiera un poco, la capacidad deductiva. Por lo general, la oficialidad opta por centrar en un solo individuo o en una pandilla, cuyos miembros son capturados casi en flagrancia, las responsivas de las ejecuciones.

A Mario Aburto Martínez –lo mismo que a Daniel Aguilar Treviño, el tirador detenido por un policía bancario luego de disparar contra José Francisco Ruiz Massieu en septiembre de 1994-, lo detuvieron en el lugar mismo de los hechos aun cuando, como exhiben las cintas de vídeo, le dejaron acercarse y actuar contra el candidato del PRI a la Presidencia de la República quien se había convertido, en sus ansias por ganar credibilidad ante una sociedad lastimada y cansada de la hegemonía priísta, en un personaje demasiado incómodo para cuantos sostenían los hilos del poder. Quizá por ello, estos mismos personajes movieron, con antelación, la ficha del doctor Ernesto Zedillo, el mayor beneficiario entonces del drama, en ruta hacia la Primera Magistratura.

El 7 de diciembre de 1998, la pomposamente llamada Comisión de Seguimiento a las Investigaciones en torno a los Atentados en contra de los Ciudadanos Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu de la Cámara de Diputados –es más larga su denominación, se llevó casi un párrafo, que los resultados ofrecidos por la misma-, me citó para que diera información relevante sobre el tema. Y concluí –“Los Escándalos”, Grijalbo, 1999-:

--Estimo que la verdad no aflorará mientras esté en la Presidencia el principal beneficiario del crimen.

Los legisladores cruzaron miradas, algunas de preocupación y otras con la impronta de la suficiencia siempre ahíta, desconcertadas todas ante el pronunciamiento políticamente incorrecto, y ofrecieron como salida, en la voz de quien encabezaba aquella instancia, el entonces diputado Manuel González Espinoza, una gestión realizada:

--Hemos pedido que comparezca el doctor Ernesto Zedillo. El fue el coordinador de la campaña de Luis Donaldo Colosio. Y debe aportar su versión.

No quedó en este punto la cuestión. El 4 de agosto de 1999, cuando comenzaban a calentarse las precampañas en pos de la Primera Magistratura, el entonces procurador general, Jorge Madrazo Cuellar “tranquilizó” a los parlamentarios miembros de sendas “comisiones” de seguimiento, en el Senado y la Cámara baja, revelándoles que el doctor Zedillo había rendido declaración... ¡cuatro meses antes! Esto es en abril del mismo año sin que se diera información alguna al respecto pese ala relevancia del caso y la jerarquía del declarante. Jamás se había ofendido, de tal manera, a la opinión pública sin que el hecho mereciera, siquiera, una explicación razonable fuera de las cortinillas habituales sobre la confidencialidad por razones de seguridad del Estado.

Y así hasta hoy. No se ha divulgado cuanto expresó ministerialmente el personaje de mayor relevancia ejecutiva durante el sexenio que siguió a la barbarie política a lo largo de 1993 y 1994. Es uno de los tantos misterios que sólo son accesibles para los cancerberos del establishment cuya misión principal no es proveer justicia sino “proteger” a las instituciones, sobre todo la presidencial, aun cuando con ello se violente el interés colectivo. Salta a la vista, por supuesto, el espíritu democrático.

Otro apunte: tampoco después de la salida de Zedillo avanzaron las pesquisas como señal inequívoca de la complacencia entre los protagonistas de la transición hacia la primera alternancia. Luego de los publicitados encuentros entre Felipe Calderón y el gran simulador, digo el señor Zedillo, no me queda duda alguna acerca de cuáles son los compromisos signados a favor del segundo, entre otros, claro, el mantenimiento de los candados sobre cuanto deviene del crimen que modificó el perfil histórico del país y cuya consumación se dio, al día de hoy, hace tres lustros exactos; dos sexenios completos, más tres años más, bajo cuatro distintos mandatarios, dos priístas, registrando a Carlos Salinas amen del mencionado Zedillo, y dos panistas, los señores Fox y Calderón.

Ni uno solo de los titulares del Ejecutivo que han sido desde 1994 ha cumplido con la ética elemental y sólo uno, el último del listado, puede todavía modificar el esquema. Lo dudamos dada la atingencia con la que se ha acercado al beneficiario simulador con la canasta financiera en las manos.

Los misterios van a la par con las dimensiones del bárbaro suceso enmarcado en las escenografías sinuosas, rudimentarias, y bajo la secuela de las “locuras solitarias”.

Debate


Recuerdo lo que me dijo, en el penal de “alta seguridad” de Almoloya, hace nueve años –el 22 de marzo de 2002-, Mario Aburto, convertido en celebridad tras el asesinato de Colosio:

--Mire, puede usted aplicar su imaginación como quiera y pensar lo que mejor le convenga. Yo ya le dije que no voy a declarar nada.

Fue un momento de evidente tensión. Estábamos solos, en el cubículo número cinco, tras pasar diecisiete rejas con sus consiguientes cerrojos, él y yo. No era fácil digerir que al otro lado de la pequeña mesa de lámina me respondía, sin custodios –estos aguardaban en el pasillo contiguo-, el señalado como el asesino material de Colosio y actor, por tanto, del suceso político de mayor relevancia en la historia de México en la segunda mitad del siglo XX.

Dos veces me repitió:

--Soy sólo un chivo expiatorio pero no voy a hablar más. (“Confidencias Peligrosas”, Océano, 2002).

Y hasta recurrió, porque según expresó el encierro le impulsaba a liberar su espíritu, a uno de los grandes pensadores universales:

--Como dijo Confucio: “habla bien de ti y nadie te creerá; habla mal y todos aceptarán”.

Con esta sentencia como escudo, evasivo, expresó que no quería hablar conmigo... y se mantuvo dialogando con este columnista por espacio de más de media hora. Cuando, al fin nos despedimos, volví a la carga:

--¿Qué hay detrás de todo esto, Mario?

--Ya le dije mucho, ¿no?

Y se incorporó con aire de felino herido, con la mirada escrutadora que jamás se detuvo en la mía, eludiéndola siempre, como si su desgana se reflejara en su otear frío, pretendiendo no ser expresivo aunque, por supuesto, su lenguaje corporal dijera otra cosa: bastante más que el odio concentrado. Lo recuerdo bien. Caigo en cuenta que, muy en el fondo, aun disfrutando su posición relevante –los carceleros le dicen, a cada rato, “recuerda que tú eres Mario Aburto”, para subrayar su importancia en el conglomerado de reos sin futuro aparente-, jamás aceptó la versión del asesino solitario que cerró el expediente judicial. Al contrario, rendido en su propio silencio, no claudicó, un solo instante, en acentuar que, desde luego, a él simplemente le habían usado.


El Reto


Por curioso lo señalo. En 1994, el grupo terrorista ETA proyectó asestar golpes espectaculares contra la incipiente democracia española y fue reuniendo jugosos botines para financiarlos. Precisamente, en ese mismo año, la barbarie política cobró a sus más relevantes víctimas modificando el perfil histórico de México al tiempo que se daba, sin ser reconocida oficialmente, la llegada de una célula de ETA a nuestro país desde la insubordinación neozapatista.

Y en 1995, ETA, con amplios recursos –es obvio que gracias a la extensión de sus coberturas-, disparó sus hechos criminales incluyendo el atentado contra el entonces líder de la oposición, José María Aznar, y el plan fallido para asesinar, en el verano del mismo año en Palma de Mallorca, al Rey Juan Carlos de Borbón. No se olvide que se trató de una época marcada por los escándalos de los GAL –los grupos extremistas en apariencia tolerados y hasta protegidos por el gobierno socialista de Felipe González y destinados a ejecutar a los terroristas con sus mismas armas-, y la recuperación de la derecha que se haría efectiva en 1996 con el inicio de la presidencia de Aznar. ¿Sólo casualidades?

Cada que repasamos los hechos sucintos encontramos más paralelismos entre el terrorismo, el narcotráfico y algunos subversivos.

La Anécdota


Semanas después de finiquitar su gestión como gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones, enfrentado a Manuel Camacho Solís sobre los escenarios del crimen de Lomas Taurinas, debió defenderse de diversas versiones, algunas de ellas generadas en el célebre New York Times, que le acusaban por mantener relaciones con algunos capos. Para el efecto creó una pormenorizada carpeta exponiendo la superficialidad de las acusaciones. En ese contexto, me atreví a deslizarle una pregunta:

--Como gobernador y amigo que fuiste de Colosio, ¿nunca preguntaste al presidente Carlos Salinas quién pudo fraguar el magnicidio?

--Sí. Lo hice. Y alguna vez me deslizó un nombre: Ricardo Canavatti Tafich (años después este personaje sería alcalde de Monterrey) primo hermano de Bitar Tafich, uno de los principales cabecillas del “Cártel de Juárez”, el tercero en liza.

Desde luego, Beltrones tenía motivos de rencor contra Canavatti: él fue quien orquestó, aprovechando a algunos contactos familiares, la campaña del New York Times.

Lo recuerdo porque ahora, dentro del “nuevo” PRI, Canavatti y Beltrones ya hasta comparten la mesa.

E-Mail: rafloret@hotmail.co

domingo, 20 de febrero de 2011

AUTONOMÍA O SOBERANÍA

Desafío Publicación: LUNES 21 DE FEBRERO DE 2011

*Autonomía o Soberanía

*Motivaciones Ocultas

*Chantaje Presidencial

Por Rafael Loret de Mola

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Si en México fuera real la autonomía entre los poderes de la Unión, y las interrelaciones institucionales no dependieran de los chantajes mutuos y sostenidos entre los actores políticos de distintas filiaciones partidistas, hace tiempo que el mandatario Felipe Calderón habría sido citado por el Congreso con el propósito de que informase sobre algunas decisiones y acuerdos tomados por éste sin conocimiento de los legisladores en asuntos de la competencia de éstos, como los referidos a la política exterior del país cuya regulación depende del Senado.

En el reciente escándalo proveniente de Francia para exigir la liberación de una mujer que en México ha sido sentenciada como secuestradora –un delito que inflama la sensibilidad general por tanto dolor inferido a las víctimas y a quienes velan por ellas-, trascendió un punto que, desde luego, ha sido grotescamente minimizado: el presidente francés, Nicolas Sarkozy, recibió la promesa de Calderón de que la señora en cuestión, Florence Cassez, sería liberada. Y, por tanto, como muestra de buena voluntad, Sarkozy tuvo la ocurrencia de dedicar el presente año, en su país, a la exaltación cultural y artística de México acaso para compensar con ello a su par por los efectos jurídicos internos de la excarcelación.

De haber sido así, como explican los funcionarios franceses, Felipe Calderón sería responsable de varias conductas política y jurídicamente incorrectas. Primero, en la perspectiva diplomática, al engañar a un mandatario extranjero, además uno de los más influyentes del mundo, brindándole una promesa a sabiendas de que no sería cumplida y exhibiéndose, por tanto, como un elemento no confiable, sin palabra, lo que en los foros institucionales descalifica y hunde.

Pero, además, el desplante calderonista habría puesto en jaque a los otros poderes de la Unión en condiciones de supeditación, de facto, al Ejecutivo. Con ello, los jueces tendrían derecho a querellarse contra el atropello y los legisladores deberían proceder a deslindarse de lo acordado por el mandatario mexicano, fincándole responsabilidades por causas graves –es decir, el sometimiento a una soberanía ajena contra la dignidad nacional-, lo que le colocaría incluso ante la posibilidad de dimitir al cargo que ostenta. (Al presidente de la República sólo puede reconvenírsele por causas graves o traición a la patria lo que otorga al Legislativo condición de poder superior por cuanto representa y aglutina a la soberanía popular).

Vamos a más. Si en México la diplomacia se ejerciera dignamente, y no bajo el vasallaje de los fuertes, no sería tolerable, de modo alguno, que las potencias condicionaran unilateralmente a los mexicanos sin reacción similar por parte de nuestro sumiso gobierno. Dos episodios recientes, ya bajo la férula de la derecha, nos plantean los daños infringidos y tolerados al honor nacional: la imposición de cuotas más altas y de un fichaje electrónico a los mexicanos que se introducen al territorio estadounidense y la decisión del gobierno canadiense de exigir visas a los mexicanos desde 2009. En uno y otro caso, nuestro gobierno bajó la cabeza lastimosamente.

En cuanto a la nueva carga ofensiva por parte de las autoridades de Estados Unidos, con la supuesta justificación de proteger sus fronteras luego de los atentados terroristas de septiembre de 2001, trascendió, por letra del ex embajador estadounidense en México, Jeffrey Dabidow –“El Oso y el Puerco Espín”, Grijalbo, 2003-, que una de las reacciones de nuestro singular gobierno se dio por iniciativa del entonces Canciller, Jorge Castañeda Gutman –quien ahora se pretende irreprochable para medrar entre la socialité-, y consistía en arengar, aprovechando la tradicional ceremonia del Grito en Palacio Nacional, en pro de las víctimas de Nueva York como un rasgo de solidaridad. Y fue el embajador Davidow quien oprtó por disuadir a los altos funcionarios mexicanos considerando las tremendas cargas históricas que ello supondría. Cuando la lacayunería no tiene límites no puede hablarse de soberanía.

Respecto a la prepotente imposición canadiense, nuestro gobierno se limitó a protestar tímidamente durante un periplo del mandatario Calderón por las tierras de las hojas de maple. Fue hasta allí, sometiéndose de hecho a las nuevas reglas, arguyendo que para los mexicanos era prioritario conservar la buena disposición de nuestros “socios comerciales” y, además, las nutrientes del turismo. No lo dijo pero estableció que estábamos en evidente desventaja porque no podíamos siquiera resarcirnos de la ofensa.

Esto es: ni pizca de reciprocidad, con la cabeza baja, perdimos la solvencia moral y política para exigir respeto a nuestra soberanía. De todos los males infringidos a los mexicanos, éste, sin duda alguna, es el de mayor costo por cuanto significa el sometimiento irrestricto a la voluntad discrecional de los fuertes. ¿No se tipifica así la traición a la patria?

Por eso ahora cualquiera, y por cualquier asunto, le falta al respeto a México y cuanto representa.

Debate

Calderón presenta como rasgo de dignidad la réplica al gobierno francés, argumentando que en México, como en Francia, “los jueces son independientes”. Sólo le faltó expresar al embajador mexicano en Francia, Carlos de Icaza, lanzar vítores a la insurgencia judicial para situarla incluso muy por encima de la condición de autónoma que, según parece, no es suficiente.

Hagamos una breve crónica de dos sucesos que delinean la manera como los gobiernos de derecha actúan en los planos internacionales. En primer lugar, la posición de nuestro gobierno de no apoyar la invasión estadounidense a Irak en 2003, cuando la delegación mexicana desempeñaba la presidencia del Concejo de Seguridad de las Naciones unidas, elevó por un momento el nivel de la diplomacia subrayando la validez y vigencia de la Doctrina Estrada en donde anida el principio medular de autodeterminación de los pueblos.

Pese a ello, los costos fueron tremendos. El belicoso George Bush junior, entonces en la Casa Blanca, no perdonó el gesto y cerró las llaves de los auxilios financieros. Además, su distanciamiento notorio respecto a su par mexicano, Vicente Fox, obligó a éste a mantener una especie de cruzada para semblantear al norteamericano, forzarle a una sonrisa y expresarle, tácitamente, una suerte de perdón para regresar al punto de partida, es decir a una correlación casi incondicional... por parte de nuestro gobierno, claro.

Al respecto no puede soslayarse la versión del ex presidente Carlos Salinas en el sentido de que, contra lo percibido por la sociedad, la administración foxista sí se inclinó, en principio, a favor de las acciones de guerra en Medio Oriente y sólo después calculó que podría sacar provecho si se mantenía al margen acompañando a otros gobiernos, el de Francia sobre todo, que no accedieron a formar parte de los invasores. Los resultados, finalmente, fueron humillantes.

El segundo hecho lo tenemos más presente y es al que nos hemos venido refiriendo en los días recientes. Pareciera, sólo eso, que Calderón, quien ya se disfrazó de Madero para recordar la histórica “Marcha de la Lealtad” en 1913, ahora pretende rememorar histriónicamente al general Ignacio Zaragoza en el nicho de la patria erigido sobre los cerros de Loreto y Guadalupe: ¡duro contra los franchutes! Pero no es así porque, en principio, se sometió a la presión del francés Sarkozy y después lo dejó con un palmo de narices pretextando, solemnemente, su adhesión institucional al poder Judicial, autónomo que no independiente.

Nada más alejado de la realidad. La verdad pura y llana es que con este diferendo, ahora desbordado hasta el nivel del G-20, el señor Calderón protege, y sólo eso, a su incondicional secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, cuyos excesos en el proceso contra la señora Cassez brindó a ésta elementos suficientes para su defensa con soslayo de su presunta participación con la banda de secuestradores encabezada por su novio, Israel Vallarta. Todo lo demás es consecuencia.

El Reto

Si en México rigiera, en verdad, la soberanía popular, Felipe Calderón sería llamado a cuentas, no sólo en torno a las posibles secuelas de enfermedades crónicas –un tema que le enciende y le lleva incluso, según la versión de algunos de los involucrados, a intercambiar chantajes mutuos con relevantes actores políticos-, sino para demandarle acciones concretas para limitar a los miembros del gabinete desbordados, como Genaro García Luna ahora. No blindarlos, como hizo con Luis Téllez Kuenzler y Juan Molinar Horcasitas, sino someterlos al imperio de la justicia. ¿Acaso no tiene preeminencia la soberanía popular sobre la discrecionalidad presidencial?

Según trasciende, el mandatario de medio tiempo ha optado por manejar el látigo, esto es acorralando a quienes lo cuestionan, para iniciar la limpia de cara a la sucesión presidencial en 2012. En ausencia de liderazgos definidos –pensar que Santiago Creel tiene esta condición es una inmensa necedad-, la oficina de la Presidencia aprieta y estima que es indispensable recercar, una vez más, la exaltación al presidencialismo autoritario. Otra vez, y no sé cuántas han sido, retornamos al punto de partida.

La demagogia ramplona ya no aguanta un desplante más.

La Anécdota

Corría 1986 cuando el entonces presidente de la República, Miguel de la Madrid, llamó a dos de sus secretarios de Estado, Manuel Bartlett, de Gobernación, y Carlos Salinas, de Programación y Presupuesto, y les dijo:

--Uno de ustedes será el próximo presidente. Por eso les conmino a mostrarse como amigos, sin ataques soterrados, dejarse ver con sus esposas, para desactivar golpes bajos.

No obstante, igualmente trascendió que Bartlett, a cambio de su derrota en la justa presidencialista, hizo ver al mandatario y jefe suyo, De la Madrid, que contaba con información confidencial bastante como para asegurarse porvenir e impunidad... aunque no fuera señalado candidato. Y, por supuesto, se salió con la suya gracias al tremendo chantaje que se cernía sobre las preferencias y veleidades íntimas de quien ejercía el poder.

¿No es suficiente lo anterior para imponer el interés público a la monserga de la vida privada intocable?

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Rafael Loret de Mola
Escritor

domingo, 6 de febrero de 2011

CUARTO DE SIGLO. A LA MEMORIA DE MI PADRE

Veneno Puro PUBLICACIÓN: DOMINGO 6 DE FEBRERO DE 2011

*Cuarto de Siglo

*Reina Impunidad

*Sobrina...al fin

Por Rafael Loret de Mola

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A la Memoria de Carlos Loret

de Mola Mediz, con una losa de

un cuarto de siglo de impunidad

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La impunidad mantuvo y extendió su reinado a partir de 2000, cuando tantas voces hablaron de cambio mientras negociaban una tranquila transición política en pro de la continuidad, bajo una derecha incapaz siquiera de honrar a sus propios muertos. Con esta dualidad, entre sus viejos reclamos y las nuevas justificaciones, quienes integran el régimen panista, extendido ya a más de una década en ausencia ostensible de resultados, optaron por festejar los fastos del bicentenario insurgente y del centenario revolucionario sólo insinuando señalamientos bizantinos, detrás de bambalinas siempre y sin sello oficial, para intentar raspar a los caudillos incómodos. Sólo eso, agobiados por las interrelaciones con las mafias que jamás habían avanzado tanto como ahora.

Hace poco más de un año, pregunté al diputado sinaloense, Manuel Clouthier Carrillo –“2012: La Sucesión”, Océano, 2010-, si el expediente judicial sobre la muerte de su padre, el célebre “Maquío”, estaba cerrado pese a múltiples conjeturas y lagunas en la investigación. Y respondió:

--Nunca he dejado de tener sospechas, fundadas, sobre el supuesto accidente.

Sin embargo, veintiún años después de aquel suceso, y con diez años de panismo en el ejercicio presidencial, el gran icono de la derecha no ha sido redimido. La versión gubernamental, sellada hasta hoy como si los candados del tiempo fueran parte de las complicidades extendidas para no agitar las aguas, insiste en un fatal choque de su vehículo con un carguero, entre Culiacán y Mazatlán, a la altura del kilómetro 158 de la rúa México-Nogales. Con el ex candidato presidencial pereció también el entonces diputado Javier Calvo Manrique. Desde esa fatal jornada, la familia Clouthier guarda y repasa sus “dudas razonables”. Y no ha podido pasar de esta línea.

Fue notoria, eso sí, la precipitación con la que el vocero panista, nada menos Carlos Castillo Peraza quien después se convertiría en figura central e ideólogo relevante de su partido hasta 2000 cuando optó por alejarse meses antes de su muerte en Bonn, pretendió dar carpetazo a cualquier especulación sobre un posible atentado. Sin tener datos duros, Castillo sencillamente avaló la historia gubernamental, renunció a cualquier tipo de indagatoria y obviamente a denuncia alguna, para continuar su andar muy de cerca, siempre a la derecha, de Carlos Salinas.

No es el único caso, claro. Podríamos enlazar, en una suerte de hilo conductor para asomarnos al balcón de la impunidad, los “accidentes” claves en los que nadie cree por cuanto a las tortuosidades de los hechos y el nivel de las víctimas. Citemos algunos casos: José Ángel Conchello, José Luis “la calaca” González –muerto, en apariencia perseguido sobre una moto en las inmediaciones de Avándaro, cuando Marta Sahagún le había alejado definitivamente del club de amigos incondicionales-, Rubén Martín Huerta y Juan Camilo Mouriño. Para negociar, es mejor, desde luego, sostener las versiones oficiales que hablan de fatalidades inoportunas, crueles. Nada más. Porque cualquiera otra cosa atenta, aseguran, contra la estabilidad fundamentada en los arreglos soterrados con los grupos dominantes, igual ayer que hoy.

Y tal es la monserga que persiste. No hay poder decidido a pasar sobre las consignas, los prejuicios, los arreglos oscuros y los rastros ignominiosos de cuantos han ejercido el mando y protegieron sus espaldas al ungir a sus sucesores. Callan, distraen la mirada, se alzan de hombros... y se mantienen en los corrillos políticos al amparo del erario y la desvergüenza. Si hasta los genocidas pueden eludir la ley –tal el caso del anciano Luis Echeverría-, ¿qué puede esperarse de la justicia en la era de los gobiernos vulnerables, temerosos y paralizados? Cada que hago esta reflexión me subleva el pensamiento. Y me aterra no poder hacer más.

Dos de los hijos de “Maquío”, optaron por renunciar al PAN. Primero Tatiana, quien se alejó del partido que abanderó su padre por divergencias con la designación presidencialista de Manuel Espino Barrientos bajo la férula de los “demócratas” Fox; y después Manuel, el primogénito, más recientemente, apenas hace un año, para marcar distancias respecto a Felipe Calderón y su sectario combate a un sector del narcotráfico en el que no figuran los grandes “capos” sinaloenses encabezados por Joaquín “el chapo” Guzmán. Esto es, sin referentes al severo cuestionamiento sobre la posibilidad de una conjura criminal contra el “Maquío”. Él, claro, hubiera actuado de otro modo.

A la derecha, al parecer, le estorban sus propios héroes civiles. Son conciencias que pesan una barbaridad cuando llega la hora de compartir gobierno por encima de las ideologías, tal y como se ha dado con las alianzas turbias y la reciente declinación del candidato panista al gobierno de Guerrero, en medio de un lodazal siniestro, cinco días antes de una jornada electoral viciada de origen, dirimida entre dos priístas, uno de ello con disfraz.

Sin duda, la mayor víctima de la impunidad, a través de todos estos años, ha sido la democracia.

Mirador

Carlos Loret de Mola Mediz, mi padre, llevó siempre el periodismo como tejido vital. Para él la política fue un paréntesis efímero, de tres lustros en los que fue diputado, senador y gobernador de Yucatán, de manera consecutiva y sin pausa, sin que por ello perdiera su esencia. Aun en su condición de mandatario, se permitía, él mismo, redactar sus propios boletines de prensa, realizar enlaces radiofónicos y televisivos, conducir programas especiales en defensa de la soberanía yucateca –como cuando Echeverría pretendió privilegiar a su entenado David Gustavo Gutiérrez Ruiz, colocado como virrey de Quintana Roo- y responder, uno a uno, los “remitidos” –denuncias ciudadanas se llamarían ahora- del influyente Diario vernáculo.

Cuando el destino lo llevó a explorar la escarpada sierra de Guerrero, en febrero de 1986, viaje del que sólo regresó su cadáver, llevaba en el alma la convicción sobre una monumental traición desde el poder, protagonizada por el deplorable Miguel de la Madrid. Por ello –y ahora lo subrayo una vez más-, sostuvo reuniones que él consideró “claves” con algunos personajes de la época, entre ellos Javier García Paniagua y Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, intentando hacer presión sobre el mandatario para que corrigiera el rumbo sin consumar, como finalmente ocurrió, la entrega a una nueva secta de funcionarios, los neoliberales que abrieron de par en par las puertas de Los Pinos al capital del exterior y a sus aliados y prestanombres mexicanos. Luego llegaría la derecha a la casona presidencial.

Esa fue la circunstancia que marcó el abyecto crimen. Y todavía viven, con cinismo inaudito, algunos de los principales personajes de la trama: el ya mencionado De la Madrid, oscuro en su decrepitud, Emilio Gamboa, el entonces joven fundador de la “cofradía de la mano caída”, y el siniestro Manuel Bartlett, señor que fue de Bucareli, arrimado a la izquierda, a la que tanto igualmente afrentó –no se olvide 1988 y los asesinatos de 260 líderes sociales y políticos-, sin haber sido siquiera citado judicialmente para responder por lo que sucedió en “El Filo Mayor” sino también por el asesinato de Manuel Buendía dos años atrás, en 1984, del que igualmente pudo ser fragua.

Por desgracia, México sigue sitiado por la impudicia y la traición. Quizá por ello la impunidad reina sobre un conglomerado a veces manipulado, otras afrentado, que cae frecuentemente en el marasmo de la amnesia. Valga por ello este recordatorio, doloroso siempre para este columnista que, para su infortunio, no puede ni quiere ni debe olvidar.

Polémica

He alzado la voz decenas de veces y nadie ha querido escuchar. No han sostenido su palabra cuantos, en ejercicio de cargos públicos, ofrecieron reabrir los expedientes respectivos convencidos de que había bastante más que “dudas razonables” sobre la desaparición física de Don Carlos. Desde presidentes de la República –en especial, Salinas-, hasta procuradores y comisionados de derechos humanos. Al final, sólo fueron farsantes.

En lo personal me agobia, un cuarto de siglo después, no haber podido honrar la memoria del hombre a quien debo todo lo que soy, mi profesión y mi destino. Sigo con las manos vacías y eso eleva mi profunda desazón por tantos inútiles empeños. Debí haber hecho más, lo admito, pero las puertas jamás se abrieron. Menos mal que otros, desde la lucha civil, lo han logrado siquiera para atemperar la ominosa injusticia de las ausencias que, paradójicamente, son presencias permanentes en nuestras conciencias.

Todavía no puedo mitigar mi sed de justicia. Pero todavía estoy aquí, ante el teclado que es extensión del espíritu. Cuando menos, miles de lectores y muchos más mexicanos no creyeron ni creen en la vergonzosa falacia del “accidente”. Les pido a los míos, a quienes están cerca y también a los que se han alejado, no olvidar. Tal es nuestro deber de conciencia.

Por las Alcobas

El último desplante lo sufrí hace unos meses. En Mérida, capital yucateca con personalidad propia, abundan calles, parques y hasta urbanizaciones que ostentan nombres de fraccionadores y hasta de donadores millonarios apoyados por las jerarquías políticas y religiosas. Y por allí hay una calle que eleva al cacique extinto, Cervera, a un nicho injustificado. Su sobrina, la gobernadora Ivonne Ortega, se refugia en él como extensión de una pequeña tiranía que será repudiada por la historia.

Le dije a la mandataria que ya era de cerrar heridas, subsanar politiquerías e integrar a todas las corrientes de pensamiento al núcleo fuerte del yucatanismo. Que era justo honrar la memoria de Don Carlos a quien hasta sus adversarios le reconocen como el mejor gobernador de la entidad. Y me aseguró que así sería. Pero, claro, nada hizo. Es la sobrina y al estatus reflejo se debe. Pero, como el cacique, pasará... y quien esto escribe mantendrá su trinchera.

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Rafael Loret de Mola
Escritor

jueves, 3 de febrero de 2011

Las lecciones de Guerrero

PorRafael LORET DE MOLAjueves, 03 de febrero de 2011
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Se publicó en: Edición impresa La sacudida de Guerrero, sin duda, mostró la vulnerabilidad no sólo de los actores políticos sino igualmente la de los partidos empeñados en sostener la ambigüedad, sobre todo ideológica, con tal de llevar agua al molino en donde confluyen todos los sectarismos. En esta línea cabe anotar que el único partido resistente a la cooptación de militantes de otras filiaciones es el PRI y además del cual quienes salen no regresan. Acaso ello se deba a que, por la “costumbre del poder”, su capacidad de maniobra es infinitamente mayor a la de sus adversarios, incluido el PAN, gobernante en los fueros federales desde hace ya más de una década.
De allí el planteo absurdo sobre una hipotética “alianza” entre el partido en el poder presidencial, el PAN, y el que se dijo atropellado por la usurpación de Felipe Calderón en 2006, el PRD. En cierto modo sería más coherente para la izquierda, siguiendo su discurso, unirse al PRI para derrocar a una derecha facciosa que extendió los vicios arteros del establishment en lugar de ofrecer el cambio estructural prometido. Los gobernantes panistas, por decir lo menos, han sido los mayores embusteros de la historia y este estigma no se borra ni con las dotes manipuladoras de sus cabilderos importados. El remedio, entonces, resultó peor a la enfermedad.

En entorno así cualquiera se anima a presentarse como la solución a mano. Comentamos en días anteriores que, por ejemplo, Cuauhtémoc Cárdenas, tres veces candidato presidencial y una más precandidato, no se molesta cuando escucha los “cantos de sirena” sobre sus posibilidades a futuro; ello, claro, como efecto de la buena acogida, entre intelectuales y hasta empresarios cansados de los revoltijos políticos, a su autobiográfico ensayo, “Sobre mis Pasos”, cuya salida coincidió con la del nuevo mamotreto verde de Salinas cuyo grosor acapara los anaqueles, de las tiendas departamentales en donde es socio sobre todo, y no deja nada en la memoria salvo las ramplonas “justificaciones” a posteriori.

Cárdenas dice que no la anda buscando –la presidencia-, pero enseguida se dice dispuesto a abrir mentes y perspectivas si, en algún momento, las condiciones le favorecen. El punto medio exacto entre el sí y el no, como cuando la moneda está en el aire, surcando horizontes y hollando ánimos. Desde luego, como se encuentra el PRD en esta hora dramática, no son muchas las opciones para construir verdaderos liderazgos. Y Cuauhtémoc, sin duda, tiene el perfil para ello aunque arrastre ya, sin remedio, casi setenta y siete años de existencia. (El “viejo”, Adolfo Ruiz Cortines, contaba con sesenta y dos cuando le fue colocada la banda tricolor en diciembre de 1952. ¡Y cómo le pesó la edad ante sus quisquillosos gobernados!)

Al mismo tiempo, los panistas andan a la desesperada. No les basta, al parecer, con cuatro secretarios de Estado, un senador, una diputada –la única mujer que figura entre los postulantes de los tres partidos con verdadera representatividad y posibilidades de ganar-, y hasta con un externo que ahora coquetea, sin recato, con el señor Calderón, el ex rector Juan Ramón de la Fuente, hasta hace un año visto como alternativa... de izquierda. No. Otros tienen su “corazoncito” entre los gobernadores que se consideran a sí mismos enviados de la divinidad.

El primero que pretendió sacar la cara, con muy poco éxito y escaso andar, fue el guanajuatense Juan Manuel Oliva Ramírez, al amparo del influyente “yunque” ultraderechista. Pero, insisto, no le alcanzó el aire ni para llegar a la primera escala. Concentrado en los enredos regionales acabó por perder la conexión con la realidad al grado de que los controles internos se le fueron de las manos y carece, ahora mismo, de posibilidades reales siquiera para asegurarse una sucesión cómoda. Quienes más despuntan como posibles precandidatos a tomar el relevo no se hicieron a su sombra sino fuera y hasta en contra de ella: el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, y el senador sanmiguelense Luis Alberto Villarreal García, el clásico seductor en campaña.

Otro mandatario ambicioso –lo ha sido siempre, incluso cuando rebasó al priísta Arturo Zamora en una contienda viciada por acusaciones sobre vínculos con el narcotráfico que nunca fueron probadas, mucho menos al perderse el interés electoral-, el de Jalisco, Emilio González Márquez, de plano se suelta a través de mensajes publicitarios con formatos similares a los del avanzado mexiquense Peña Nieto. Y ello, a despecho, de sus recientes escándalos por alcoholismo –dicen que, cuando menos, el despacho presidencial ya está debidamente avituallado para el caso-, sus desplantes sectarios y su sustantiva pérdida de apoyos entre un electorado hastiado de cuentistas.

Y ya surge un tercer mandatario en lisa: el flamante gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, cuyos “fans” mantienen una cruzada cibernética en la que presentan a su “gallo” con más espolones que los más pintados, proponiéndolo como un casi nuevo mesías... digo, para que Andrés Manuel no se quede solo en el Olimpo de los “elegidos” por propio convencimiento. Lo curioso es que el personaje apenas tiene tres días de despacho gubernamental y ya quiere separarse del cargo para ir hacia la candidatura grande. Los poblanos se convirtieron sólo en plataforma.


Debate


Por fortuna, no soy priísta. Si lo fuera, en una hipótesis muy lejana de mis convicciones, al primero que le pediría cuentas de sus actos, contrarios a la fidelidad partidista, sería al doctor Ernesto Zedillo, a quien he llamado “el gran simulador”: fue, sin duda, el candidato menos carismático de cuantos han pululado por los campos de la demagogia y, sin embargo, es el mexicano, hasta ahora, más votado de la historia al lograr aglutinar más de diecisiete millones de sufragios sobre el rastro sangriento de Lomas Taurinas.

No nos confundamos. Los panistas de cepa arguyen que debe reconocerse a Zedillo como un impulsor de la democracia por haber garantizado una transición ordenada, sin sobresaltos ni violencia, en el 2000. Y, desee luego, no debe escatimarse el hecho de que las elecciones de ese año han sido acaso las menos impugnadas de cuantas hemos atestiguado aun cuando en no pocos miembros del Institucional quedó la idea de que se había consumado una elección de estado “al revés”, esto es para favorecer a la derecha.

Insisto: la responsabilidad de Zedillo no se circunscribe a la jornada comicial ni a la posterior transmisión del Ejecutivo, hechos con los que aseguró el cobijo de la impunidad respaldado por la administración federal sucesora, la de los Fox, sino parte del allanamiento de la ruta a Acción Nacional asfixiando a las cartas del PRI, lanzando a un candidato displicente, Francisco Labastida, limitando los financiamientos a la campaña de éste a mansalva y negociando la alternancia, con descaro, en la Casa Blanca, para garantizar con ella el “desmantelamiento” de las células subversivas en crecida... tras la irrupción del EZLN y el magnicidio de Colosio.

Por ello le califiqué, en su momento, como el gran simulador, precisamente por su propensión aguda a disfrazar intenciones presentándose como ajeno a los grandes escándalos políticos por él prohijados. ¿O acaso el clamor por el cambio, bandera de Fox, no fue espejo de las desviaciones y corruptelas del régimen zedillistan incapaz, además, de paliar la depauperación del colectivo en alza? No olvidemos lo obvio, por favor.

Pues bien, con estos antecedentes, ¿cuenta Zedillo con autoridad moral para considerar y gritar “vamos a ganar”en el 2012? Pero, ¿quiénes? Algunos leyeron en este desfogue de banqueta un refrendo priísta; pero, ¿no está Zedillo más cerca de la derecha –lo ha estado de Calderón- que de cualquiera otra causa?

Reitero: de ser priísta alzaría mi voz para exigir la expulsión de este personaje, tal y como sucedió con Elba Esther Gordillo en julio de 2006. Como no lo soy, dejo constancia de los daños colaterales que sufrirá el PRI, sin remedio, por efecto de sus propias indefiniciones. Cuando los márgenes de ventaja no son muy amplios, basta un error para el colapso. Veremos.


El Reto


Sin duda, pervive la gran puja entre Zedillo y Salinas. ¿Quién es peor? Alguna vez me planteó el dilema, en Saltillo, Enrique Martínez, ex gobernador de Coahuila y hoy coordinador priísta en el Estado de México, muy cerca de Enrique Peña. Le pedí que él respondiera, en razón a mi distancia respecto al priísmo, y señaló a Salinas. Esto es, se quedó con Zedillo de quien se sentía más cerca.

De allí el curso de los acontecimientos. Salinas no ocultó su simpatía por los Fox, con quienes intercambió opiniones cada que se las pidieron, y Zedillo, abiertamente, se ha dejado querer y ver con Calderón en una fragua constante para delinear el continuismo institucional sin distingo de partidos ni emblemas. En el fondo, para muchos, la sucesión en 2012 tendrá, sin remedio, el sello de uno de estos ex mandatarios, priístas en esencia pero mutantes cuando conviene a los intereses corporativos.

Por ello, no sólo el aspirante priísta, Peña, como se dice, busca el calor de los ex mandatarios de la misma filiación; también se acercan al fuego los panistas ansiosos de merecer la unción, igualmente, por parte de “su” presidente, el más faccioso de cuantos han vivido en Los Pinos. Ya veremos los resultados al final.


La Anécdota


Calderón, en su madura crisis de personalidad, ahora se inclina por los chascarrillos a la manera de Fox. Dijo, recientemente que en Acapulco, en donde antes se ofrecía “agua de coco” ahora se vende “coca”, como si fuera sólo cuestión de género, en femenino.

Siguiendo esta línea, el zar antidrogas estadounidense, Gil Kerlikowske, asumió un papel protagónico, en plan propositivo de alto nivel, al sugerir que los cárteles deben ser llamados de otra manera: “empresas criminales multifacéticos”. ¿O las llamamos “ecrimul” para simplificar? Propongo a los lectores que anoten algunas sugerencias al respecto para rebautizar a los grupos facinerosos notables. Es importante. Recuerden que es la ÚNICA aportación del conocido “zar” y de su gobierno para el combate a las drogas. Además, de los discursos, claro.

E-mail: rafloret@hotmail.com

miércoles, 26 de enero de 2011

CONFLICTOS DE INTERESES

Desafío Publicación: MIÉRCOLES 26 DE ENERO DE 2011

*Conflictos de Intereses

*Democracia Cuestionada

*¿Y si no Fuera del PAN?

Por Rafael Loret de Mola

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En 2010 la estratagema de las alianzas turbias, exitosas en tres de las cinco entidades en donde se experimentaron –Oaxaca, Puebla y Sinaloa-, anunció el abierto combate del gobernante PAN y el izquierdista PRD contra el PRI, considerado éste como confluencia de todas las mafias. Sin embargo, también panistas y perredistas han fincado cacicazgos regionales –como en Guanajuato y Michoacán- y desarrollado estructuras proselitistas con esquemas copiados al carbón de cuanto se hizo en el llamado “viejo” régimen –digamos en el Distrito Federal-.

En 2011, pese al antecedente, sólo en una entidad, Nayarit, en donde hace seis años se dio nueva alternancia ahora a favor del PRI, ha sido factible integrar una coalición electoral tras la compleja fusión de derecha e izquierda, incomprensible históricamente y sólo justificable como un recurso de supervivencia ante la imposibilidad de cada uno de los partidos aliados para andar y ganar por sí solos. A casi once años de la primera victoria nacional del PAN y a casi cinco de la segunda, el partido gobernante no fue capaz de ampliar su oferta política global, esto es por todo el territorio nacional, lo que le llevó a tomarle de la mano, como novia despechada, a la oposición más alejada de los ejes conceptuales del panismo original.

A su vez, el PRD no logra resolver una disyuntiva de fondo: ¿es preferible apoyar al partido que, amafiado, usurpó la Presidencia en 2006 con la izquierda como gran damnificada, para evitar el retorno del PRI, el partido del cual se escindieron, y en donde fueron formados, numerosos de los operadores sobresalientes de su dirigencia? Así planteado la tendencia aliancista, reducida al mínimo en la perspectiva actual, más parece confluencia de berrinches circunstanciales y rencores enfermizos; y si se quiere, igualmente de fundados temores a no contar con armas políticas suficientes para evitar, tras el presunto retorno del PRI a Los Pinos, una nueva y prolongada hegemonía, o dictadura, con los basamentos de los mismos, arraigados, grupos de presión.

Las ideologías están por los suelos. Y si es así, ¿cómo puede esperarse que la ciudadanía, la no comprometida con alguna causa partidista, reaccione validando, de nueva cuenta, a una democracia tramposa per se? Porque, sin duda, detrás de las mascaradas y de las alianzas turbias no anida un propósito evolutivo sino, nada más, el capricho sectario evidenciado por dos hechos incontrovertibles: el PAN, aun con el ejercicio del poder, no deja de ser minoritario; y el PRD, más allá de convocatorias callejeras ruidosas, no es capaz de mantener la menor coherencia por la desesperación de ir perdiendo sus limitadas coberturas. Tales hipótesis, en sí, devienen, por tanto, de sonoros fracasos.

El PRI, por su parte, peca de soberbia. En 2010 perdió tres gubernaturas de gran importancia para el contexto nacional y recuperó otras tres de menores alcances en cuanto a número de electores. Mantuvo, por tanto, la correlación de diecinueve gobiernos estatales bajo su control contra doce, incluyendo el gran Distrito Federal, en manos de sus rivales. Con ello, claro, se evidencia que un fraude potencial, como el que alega el PRD se cometió contra su causa hace un lustro, es imposible en la praxis porque la mayor parte de las entidades federales y sus órganos de representación política e incluso electoral están dentro de los fueros priístas.

Como se estima, eso sí, que los sufragios habrán de radicalizarse, esta vez entre el PRI y el PAN contra cualquier posibilidad de un viraje radical hacia la izquierda como se intuyó y boicoteó en 2006, el peso estructural del partido que mantiene exclusiva sobre los colores patrios será definitorio, sin duda, para atajar las fórmulas alquimistas, por demás sofisticadas, que pretenda instrumentar el gobierno central con uso de la parafernalia presidencial.

Todo ello sin menoscabo de la nueva actitud del mandatario en funciones, Felipe Calderón, quien, de plano, asegura a sus cercanos colaboradores y a cuantos mantienen con él la fuerza de la institución presidencial –también en las interrelaciones con los mandos castrenses y el Almirantazgo-, que él se encargará de evitar, a como dé lugar, la posible derrota de su partido en 2012. Esto es, como si se tratara de una especie de advertencia, con el país convertido en rehén de la guerra contra la delincuencia organizada, considerando al PAN y a quien sea su abanderado, de antemano, la única carta responsable para el futuro. Un discurso similar al del viejo priísmo en el campo del neopanismo en el linde entre la falacia y la parodia.

A través de los últimos doce meses, cuando la carrera sucesoria inició de facto, no han cambiado las condiciones del país ni las percepciones de una sociedad atenaceada por la demagogia; se han modificado, sí, incluso de modo dramático, las actitudes de los protagonistas, unos porque temen convertirse en pasto de vendettas a futuro y otros porque, sencillamente, requieren del poder, de todo el poder, para respirar. Esta es la coyuntura mientras el conglomerado se plantea si vale la pena o no acudir a las urnas.

Debate

Veamos cuáles son los propósitos de los protagonistas vigentes, todavía, en el gran escenario político del presente. Primero, desde los corrillos del poder central:

A).- Está claro que para Felipe Calderón, a través de este 2011, el único proyecto válido es el del continuismo. Aun si llegase el caso de un traspié hacia dentro del PAN y no pudiese hacerse de la candidatura de este partido alguno de sus entenados, el abanderado requerirá del apoyo de la casa presidencial como oxígeno vital para aguantar el denso y largo proceso. A trueque de ello, por supuesto, se vertería la impunidad sobre cuantos han resultado afectados por los escándalos a través del régimen calderonista. Por lo mismo, claro, el cuestionado Juan Molinar Horcasitas, ex secretario de Comunicaciones y Transportes vapuleado por denuncias sobre negligencias criminales, fue colocado como coordinador político del PAN, listo a incursionar en la campaña nacional inminente.

Dos años atrás, en 2009, acaso Calderón llegó a suponer, como salida de escape, la viabilidad de una nueva alternancia, con retorno priísta, ante la evidencia de su propia y notoria vulnerabilidad. Como no parecía capaz de gobernar per se, oteó hacia otras posibilidades con tal de protegerse a futuro. Poco después se dio cuenta de que el cálculo no le garantizaba salvamento alguno y optó por cerrar filas. Ahora, claro, se siente bastante más fuerte aunque mantenga temores sobre destino y reacomodo. Porque es evidente su responsabilidad en cuanto a los abusos de poder prohijados en las respuestas violentas entre las mafias enconadas.

B).- Si el PAN debió esperar más de sesenta años para conquistar el poder presidencial, es obvio que no tiene más prioridad que conservarlo sin importar costos, incluyendo los derivados de la traición a la democracia. Cualquiera cosa factible, digo, para asegurar la continuidad; otra cosa, lo saben bien, sería catastrófico por cuanto deviene de las facturas pendientes, sobre todo políticas, con cargo a los mandatarios negligentes, tibios y más bien amordazados.

Contra el propósito panista de mantenerse en la Presidencia obra la ausencia de liderazgos y el escaso prestigio y posicionamiento nacional de sus postulantes. El optimismo lo mantienen a la vista de las comparaciones y las mediciones respecto al arranque de las justas de 2000 y 2006 cuando sus abanderados partieron con desventajas en los momios trepándose al carro vencedor por obra y gracia de los empeñosos cabilderos del exterior, sobre todo españoles, expertos en campañas negras e inducciones tendenciosas.

El Reto

En cuanto a las otras opciones de gobierno se abren dos grandes expectativas:

1.- Para el PRD lo primordial es no ser arrollado. Esto es: luego de la experiencia traumática de 2006, en una elección presidencial en la que, pese a todo, obtuvo el mayor aval ciudadano del historial de la izquierda, no parece tener capacidad para reponerse al corto plazo superando los amagos cismáticos. Se antoja que la pretendida “candidatura de unidad” es sólo referente demagógico para tratar de evitar fugas mayores de militantes frustrados.

Insisto en que el fundamento toral del perredismo es avizorar el 2018 en otras condiciones y, siempre y cuando, puedan sostenerse en planos relevantes, con una buena representación en el Legislativo y algunas gubernaturas –en este segundo renglón van a la baja-.

2.- Para el PRI las cosas parecen rodar mejor aun con la resistencia de no pocos mexicanos –si se sumaran en un solo bando podrían ser mayoría-, a dar marcha hacia atrás en lo que sería el “triunfo de la anti-historia”, esto es la validación de la dictadura precedente porque las alternativas fueron peores. No obstante debe considerarse que, como nunca antes, los priístas han sido capaces de no pelearse por la dirigencia nacional, ya en manos del coahuilense Humberto Moreira Valdés, y lo mismo sucederá, casi seguramente, respecto a la candidatura presidencial. Enrique Peña Nieto no tiene quien le haga sombra entre sus correligionarios.

Moreira, incluso, contra las viejas costumbres, amplía convocatorias hacia aquellos resentidos que, en fuga, arribaron a otros partidos. Y ello delinea su postura de sumar –así sea también a la poderosa “maestra”, Elba Esther Gordillo, casi su madrina-, y de dirigir el timón... sin cometer más errores. Habremos de esperar.

La Anécdota

A Moreira, cuando despachaba en el Palacio de Gobierno de Coahuila, en su entrañable Saltillo, le pregunté a quemarropa:

--Si fuera Calderón priísta, ¿actuaría con él en lamisca forma? –esto es, con constantes desplantes y provocaciones-.

--Por supuesto que no. Ni siquiera me lo plantearía. Además, un presidente correligionario no marginaría, en cuanto a auxilios presupuestarios, a mi estado.

Las reglas de la nueva doctrina en el inicio del retorno de los brujos.

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BLOG: www.rafaelloretdemola.blogspot.com

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lunes, 24 de enero de 2011

LUJAMBIO CON BROZO

desafío
editorial PorRedacción / EL MEXICANOlunes, 24 de enero de 2011
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Se publicó en: Edición impresa En este México nuestro tan peculiar, folklórico para algunos y lúdico hasta para jugar con la muerte, no es extraño que el titular de Educación Pública, quien despacha en el sillón que fue de Vasconcelos, el maestro de América y gran novelista de la Revolución –cualidad ésta superior a los juicios arcaicos que le exhiben como reaccionario-, escoja el foro televisivo de mayor raigambre cultural para proponerse “presidenciable” en aras de sus propias apetencias políticas.
Lo merece, caramba, después del atinado manejo de los fondos destinados a las fiestas del bicentenario insurgente, y en menor grado del centenario de “la bola” ante la cual los miembros del PAN son más bien remisos, sobre los que ni siquiera se ha intentado una mínima auditoría. Todavía esperamos la “torre” prometida en lenta, lentísima construcción a las puertas de Chapultepec y del Castillo desde gobernaron el autócrata Porfirio Díaz y el enajenado barbado de Miramar. Claroscuros siempre; cortinas de humo, también.

Hace unos días, Alonso Lujambio Irazábal, licenciado en Ciencias Sociales egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y candidato a doctor por la Universidad de Yale en Ciencia Política, neopanista puesto que apenas se afilió al PAN en junio de 2009, esto es dos meses después de ser situado al frente de la SEP a la salida de esta dependencia de la también “presidenciable” Josefina Vázquez Mota, acudió a Televisa, claro, fuente de inspiración mediática, para responder, en esencia, a los señalamientos del priista y profesor Humberto Moreira Valdés sobre los rezagos educativos... evidentes.

Y lo hizo, desde luego, en el reverenciado plató del célebre Brozo, el payaso tenebroso, célebre por haber desnudado y avergonzado nacionalmente al lópezobradorista René Bejarano, llamado desde entonces “el señor de las ligas” y vídeofilmado en flagrancia cuando recibía un monumental embute de manos del argentino Carlos Ahumada. El histrión, por supuesto, esmeró sus dotes para iniciar la propaganda del funcionario tratando de exaltar, cuidadosamente, los veneros de la seducción colectiva. Y Lujambio, por supuesto, se condujo como pez en el agua, siguiendo las lecciones del “gran seductor en campaña”.

En los preámbulos de su estimulante y culta comparecencia ante las cámaras de televisión, Lujambio se dio espacio para llamar a Moreira “protagonista cavernario”, “mentiroso” además, por haber dispuesto de un “montaje teatral” –esto es una entrevista de banqueta con algunos reporteros-, osando cuestionar las inmaculadas cifras del gobierno calderonista que deben ser tomadas como verdades absolutas a riesgo de ser igualmente señalados, cuantos duden, de ser representantes del paleolítico. Esto es como si el arribo del PAN hubiera sido de similar impacto al aerolito de Chicxulub que aniquiló a los dinosaurios, salvo los políticos.

Sólo que alrededor observamos, por aquí y por allá, dentro de la administración federal en curso igualmente, a no pocos “tiranosaurios”, herederos del Jurásico que aún no se extingue –mientras contemplemos, tan cera, a personajes de la talla de Emilio Gamboa, Bartlett e incluso los Fox, en plenas actuaciones, no habrá manera de poner el punto final-, como demostración evidente del continuismo estructural de la derecha que llegó al poder en 1982 y no en 2000 como algunos suponen con los segmentos panistas victoriosos.

Olvidó el “ministro”, quien no podía afiliarse al PAN de sus sueños antes de 2003 en su calidad de “consejero ciudadano” del Instituto Federal Electoral en donde debía permanecer sin partido para eslabonar la crónica de la falsa imparcialidad del organismo, los deberes y límites de los funcionarios públicos. Deber, sí, el de informar y responder a dudas, interrogantes e incluso cuestionamientos; límite, por cuanto a la urbanidad política mínima que obliga a los altos servidores públicos a guardar ponderación, seriedad y respeto hacia cualquier ciudadano aunque no sea de su misma filiación política. Esto es: si desea ponerse a las patadas con los priistas, que se baje de la nube de su ministerio. Así de sencillo.

Veamos, a punto, hasta donde se elevan las distorsiones. Moreira aseveró que resulta “dramático” corroborar el alto grado de deserción educativa entre los jóvenes pues sólo “cinco de cada diez” que ingresan a primaria terminan una carrera profesional; y Lujambio replicó que “lo dramático” es “que se invente los datos”. En la escala de valores del secretario se sitúan primero las estadísticas –sigo sus palabras como sonaron-, y después los escolapios mal formados y sin recursos para llegar a la meta universitaria.

No, no se trata de caer en juegos de palabras, con tendencias a degradar a un postulante presidencial que no niega la cruz de su parroquia, esto es en estado puro de precandidato, sino de subrayar la ligereza con la que se arguye desde las alturas en donde se ha perdido toda proporción de las cosas, esto es hasta el mínimo sentido social, en defensa... hasta del evidente inmovilismo, marca señera de los regímenes panistas, desde el 2000. ¿Resultados? Por favor.


Debate


Durante su “comparecencia” televisiva, con Brozo y su “secretaria” usurpando las dotes del Congreso, Alonso Lujambio subrayó como el mayor logro del régimen calderonista en materia de educación “el sistema de evaluación” que antes no existía para conocer, específicamente, los niveles de capacitación del magisterio; en la misma emisión se le preguntó cuál sería un objetivo a alcanzar y respondió: “contar con un sistema universal de evaluación” porque, expresó, ahora no puede evaluarse a quienes permanecen en un mismo nivel y no ascienden en la escala jerárquica de mentores. ¿Basta con eso?

Resulta que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) coloca a México con niveles educativos más bien bajos entre las naciones latinoamericanas y tal revelación no fue contestada por los responsables del ramo con la misma vehemencia que concitaron las críticas del priísta Moreira, profesor y por tanto enterado de rezagos y vicios de los programas oficiales. Y es que, desde luego, el organismo internacional, libre de las pasiones sectarias prevalecientes en nuestro país, no hizo sino compilar los avances de cada nación y establecer comparaciones a partir de ello. No había réplica posible con todo y que el escaparate fuera funesto para las ambiciones de Lujambio.

Desde luego, la posición del secretario en campaña podría observarse como un diferendo con la poderosa “maestra” Elba Esther Gordillo, reina más que dirigente del sindicato magisterial, a quien las condiciones siempre favorecen por cuanto a su excepcional capacidad de maniobra. Desde hace varios lustros la influencia de la señora –considerada la mujer de mayor poder en la historia de México-, es determinante dentro y fuera de la SEP, a grado de que la anterior titular de esta dependencia, Josefina Vázquez Mota, no negó sus diferencias con la lidereza al momento de integrarse a la Cámara de Diputados como activo del PAN.

Al respecto, doña Josefina –otro prospecto avanzado-,

marcó distancia respecto a “otros” ex titulares de la SEP, concretamente el regiomontano y foxista Reyes Tamez Guerra, que terminaron bebiendo de la mano de la maestra. Tamez es ahora, nada menos, legislador por Nueva Alianza, el Panal, partido fundado a expensas y financiamientos de la señora Gordillo sin el menor rubor. Los “saltos”, a la larga, perfilan siempre el carácter y la condición de los protagonistas de la vida institucional. Las interrelaciones sólo confunden, y funden, a los ingenuos.

En fin, más allá de todas las especulaciones, pervive el sentido de la realidad inocultable. Porque si el señor Lujambio, politicólogo de acuerdo a su apretado currículo, alega que el 66.3 por ciento de los jóvenes, y no el 27 por ciento, tienen oportunidad de entrar a la preparatoria, el fiel de la balanza, por demás riguroso y efectivo, está en la percepción misma de una sociedad a la que ya no adormece, como antaño, la demagogia rupestre.


El Reto


Lujambio, casi jubiloso por la presencia de la “secretaria” de Brozo a la que solicitó dejara ver sus ojos en abono de su belleza, seductor al fin, asintió en cuanto el payaso de la tele le situó como “presidenciable”. Enseguida alegó que “nunca” será factor de división en su partido, aunque no tenga antecedentes partidistas, sino de “cohesión” y algo más: se comprometió a ser una especie de garante de la unidad para consolidar presencia y prospectiva de su instituto político. Increíble: con poco más de año y medio de militancia se considera un factor determinante del PAN. Basta el dato para subrayar los tremendos niveles de improvisación en el partido gobernante.

Salieron sobrando, en esta línea, los empalagosos elogios a su jefe Calderón porque delinean la sumisión de quien espera, ansioso, la señal definitiva. Y para rematar enfatizó que “el sexenio no está muerto” lo que, en sí, denota exactamente lo contrario. Porque si tiene que especificarlo se debe, cuando menos, a que no son pocos quienes estiman la caducidad extrema de una administración agónica y fatídica en materia de resultados. Aclaración no pedida...

Si Lujambio resulta, al fin, el candidato –por el momento, los momios de Ernesto Cordero se movieron al alza-, seguramente comenzará deslindándose del señor Calderón, como éste lo hizo respecto a Fox cuando así le convino. Los secretos ya no lo son tanto.


La Anécdota


Cinco veces, de manera directa, pregunté a Lujambio, en diciembre de 2009, su opinión sobre Elba Esther Gordillo –“2012: La Sucesión”, Océano, 2010-, y otras tantas evadió referiste al asunto el personaje. Al final, nuestra insistencia apenas logró un esbozo.

-¿No será un factor determinante Elba Esther para el futuro?

-Ella es la dirigente de uno de los más importantes sindicatos del país. Como tal, opinará y actuará, en su momento.

Y tal dijo después de haber negado que la poderosa señora Gordillo había sido “un factor determinante” en la postulación del candidato panista a la Presidencia en 2006. Ya veremos hacia donde se inclinará la balanza. Lujambio o Moreira. Con alguien deberá guerrear la “maestra” ahora que Roberto Madrazo es cadáver político.

E-Mail: rafloret@hotmail.com

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viernes, 21 de enero de 2011

MOREIRA Y EL PRI

PorRafael LORET DE MOLAviernes, 21 de enero de 2011
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Se publicó en: Edición impresa Enero está calientito, como se esperaba. Sobre todo porque, en ausencia de ponderación y seriedad, los actores políticos entrecruzan acusaciones y devuelven adjetivos tratando de parecer ingeniosos al construir las consabidas muletillas. El tono, por supuesto, puede ir acorde con la fogosidad de los líderes partidistas, obligados a defender fueros y parcelas de poder, no así con quienes, desde el primer mandatario federal hasta el regidor más humilde, ejercen funciones de gobierno y están obligados no sólo a conservar las formas y la ecuanimidad sino igualmente a responder, sin aspavientos ni injurias, a cuanto se plantee desde los bastiones de la libertad de expresión.
Para decirlo sin eufemismos, es obvio que la llegada de Humberto Moreira al PRI –asumirá formalmente sus funciones el 4 de marzo pero en los hechos ya marcha sobre caballo de hacienda-, desató la euforia polemista de la derecha gobernante que, por supuesto, ya esperaba las andanadas características del ex gobernador de Coahuila; si en funciones de ejecutivo estatal no limitó su verbo ni desplante alguno ante un acosado –específicamente por sus demonios interiores- Felipe Calderón, era obvio que continuaría con la estrategia de exhibir rezagos, medias mentiras y turbiedades demagógicas de sus adversarios... sopesando el riesgo de revires, igualmente duros, concentrados en las deudas históricas del llamado “viejo régimen” a los que los panistas llaman “priorato” como uno más de los pendones de su afectado proselitismo.

Por supuesto, sin restar importancia a los señalamientos sobre las monumentales corruptelas a lo largo del priísmo hegemónico, la dirigencia del PAN soslaya un hecho incontrovertible: fueron los priístas quienes propiciaron, en su momento, las reformas políticas y electorales que posibilitaron la victoria de la primera alternancia en 2000; a cambio, los panistas, desde aquel año emblemático, han sido más bien resistentes a modificar las reglas del juego político: los Fox no movieron un ápice y Calderón no pudo evitar la iniciativa para modificar al Instituto Electoral Federal restando a los funcionarios bajo sospecha, como el anterior presidente consejero, Luis Carlos Ugalde, confeso además. De no ser por ello, la parálisis habría sido total.

Sobre sus frecuentes desencuentros con Calderón, le pregunté a Moreira, alguna vez, si actuaría igual de ser priísta el presidente de la República. Y me respondió, como es él, sin evadirse, que en tal caso tendría la obligación de ser más cuidadoso, por disciplina partidista; y alegó, claro, que el “primer mandatario”, pese a su jerarquía nacional, era visto por él como un formidable adversario político aunque no por ello fuese imposible coordinar acciones entre los gobiernos de Coahuila y el federal.

Precisamente este perfil de Moreira fue el que llevó al priísmo a concentrarse alrededor suyo para lograr un consenso insólito –más en la era en que ha jugado el papel de opositor-, desarticulando a algunos grupos opuestos a este personaje y con inclinación más evidente por la negociación “fina”, esto es en donde las complicidades pueden tejerse en los sótanos mientras se discursa otra cosa. Emilio Gamboa, sin duda, era fiel espejo de este flanco de larga cola y pernicioso andar por las rutas de los chantajes mutuos; y se diluyó sin el menor agobio contra las expectativas de divisionismo.

En idéntica línea, se antoja imparable la postulación de Enrique Peña Nieto a la Primera Magistratura cuando llegue el momento aun cuando, de hecho, la campaña comenzó hace muchos meses. Tiene tiempo para terminar su periodo como gobernador –lo que no pudo hacer Moreira-, y entrar de lleno a las labores partidistas a partir de ello, en septiembre próximo. Como nunca antes, ni siquiera en la cúspide del presidencialismo autoritario que determinaba, “dedazo” de por medio, el curso de la sucesión, había sido tan clara la definición del abanderado dispuesto a “sacrificarse” ocupando la residencia oficial de Los Pinos.

Cuando era el mandatario en funciones quien jugaba el “solitario” para resolver su propio relevo, los semblanteos y golpes bajos formaban parte de la cultura política. Digamos que a estas alturas –enero del año del “destape”-, sólo los muy cercanos a Palacio Nacional atinaban, con certeza, el nombre del ungido. Incluso, en la mente del único juez, el propio presidente, podían darse rebases y modificaciones en la carrera cuando observaba a los “finalistas” tratando de desenredar algunas tramas complejas con las que se medían talentos y condiciones. No había nada seguro, por tanto.

En la perspectiva actual, aun cuando no puede descartarse alguna crisis o una catástrofe violenta como está el entorno, Peña no cuenta siquiera con un contrapeso de mediana estatura. Quienes “sonaban” como posibles sucedáneos a principios del año pasado, se han difuminado por distintas causas: Manlio Fabio Beltrones, el de mayor peso por su conocimiento estructural del sistema, se bajó del carro en cuanto sopesó la enorme desventaja que tenía; Fidel Herrera Beltrán, quien jamás negó sus sueños, optó por reacomodarse dentro del PRI al dejar el gobierno veracruzano sin el menor aliento futurista personal; Beatriz Paredes Rangel huele ya a cadáver político; y, finalmente, Humberto Moreira Valdés ya tiene una misión específica, precisamente la consolidación de Peña. Sin rivales internos, insisto, como en ninguna otra época.


Debate


Sucede al PAN en el ámbito federal lo que al PRI en el Estado de México, demostración fehaciente del paralelismo entre los estilos de gobierno, incluyendo los vicios más acendrados. Felipe Calderón ha sido resistente a permitir a sus colaboradores “presidenciables” que se muestren de más, provocando con ello el consiguiente “adelanto” de sus rivales más connotados, Peña Nieto del PRI y Marcelo Ebrard del PRD en compañía del radicalizado López Obrador. Tres personajes con talantes de líderes a cambio de un gabinete descafeinado.

El planteo es igual en el Estado de México: el PAN ya cuenta con Luis Felipe Bravo, desprendido de la secretaría particular de Calderón con todo y un nada despreciable caudal político; y el PRD señala hacia Alejandro Encinas, ideológicamente uno de los dirigentes de la izquierda con mayor coherencia y solvencia moral a pesar de su fidelidad hacia los arrebatos lópezobradoristas. Dos elementos perfectamente posicionados en el ámbito nacional y conocidos de sobra en el estatal.

En cambio, por el lado del PRI, la oferta es más amplia pero sin que ninguna de las cartas posibles tenga una penetración política similar a las de sus adversarios ya lanzados. Ni siquiera el alcalde de Ecatepec, Eruviel Avila, ni el presidente estatal del PRI, Ricardo Aguilar Castillo, ni los legisladores Ernesto Nemer y Luis Videgaray, tienen los alcances, en cuanto a la percepción del colectivo, de sus antagonistas en ristre. Esto es, insisto, una moneda muy similar a la que está en el aire en el entorno de la sucesión presidencial aunque con distintos colores partidistas. ¿Una mera coincidencia?

Por supuesto, en los días por venir, y antes de que termine enero, las definiciones confirmarán lo explicado con los consabidos cantos a la “democracia”... inductiva. Hay quienes apuestan por la inminente salida de Ernesto Cordero Arroyo de la Secretaría de Hacienda, después de acomodar a sus alfiles en Comunicaciones y Energía, para dedicarse al proselitismo con ocho meses de desventaja respecto a los que utilizó Calderón, desde mayo de 2004, para promoverse luego de renunciar a la Secretaría de Energía con todo y un conveniente diferendo con Fox.

A final de cuentas, el “delfín” parece ser Cordero pese a los rounds de sombra de Alonso Lujambio y las fintas de Javier Lozano. Tampoco cuajó el “caballo negro”, Heriberto Félix Guerra, quien ni siquiera se preocupó por afiliarse al PAN para llenar los requisitos mínimos; acaso, como ya fue candidato de este partido al gobierno de Sinaloa en 2004 sin ser panista, consideró que así evitaba el desgaste de las camarillas. No fue así, evidentemente. Y en cuanto a los “no presidencialistas” del PAN, el senador Santiago Creel y la diputada Josefina Vázquez Mota, sólo parecen bordar fantasías mientras el autoritarismo, al estilo del PAN, hace de las suyas.


El Reto


Las ventajas, por lo expuesto, en la carrera sucesoria son del PRI. La “pole position”, para situarnos en los escenarios automovilísticos. La cuestión sigue siendo, claro, si Peña Nieto aguantará el paso, y las presiones, hasta la culminación del largo proceso y, sobretodo, después. ¿Buen candidato y mal presidente? Ya hemos tenido malos candidatos... que siguen en semejante nivel al ocupar el despacho de Los Pinos, como Calderón. Y también aspirantes populares que finiquitan su mandato bajo sospechas, como el señor Fox.

En este sentido, podría establecerse alguna semejanza entre los Fox y Peña –también “lanzado” desde un gobierno estatal sin disimular sus ansias de candidato-, aun cuando no sean muy favorables para las expectativas del electorado potencial. Todavía el flujo de las decepciones, desde los cauces del 2006, parecen alentar a los abstencionistas reacios a elegir entre opciones que no son, para ellos, las mejores. Lo malo es que tampoco señalan hacia cuáles podrían serlo. El peor de los males endémicos es la negligencia política que surge del escepticismo del colectivo.

Como perros y gatos... en pos de los mismos refugios.


La Anécdota


Con Moreira en el PRI, no pocos auguran la reinstalación del “elbismo” corporativo dentro del partido otrora invencible. Cuando conversé con Moreira en septiembre de 2009, todavía éste en funciones de gobernador, le pregunté sobre su cercanía con “la maestra” –“2012: La Sucesión”, Océano-:

--Con ella hemos tenido –respondió-, se lo digo sinceramente, una relación de amor y odio.

--¿Cómo es eso?

--Tuvo un disgusto enorme conmigo cuando recibí, en Palacio, al senador Manlio Fabio Beltrones. Ella me había telefoneado para pedirme que cancelara y le respondí que jamás lo haría porque mi función no es amarrar navajas. Dejó de hablarme durante meses, pero luego de las elecciones federales (las intermedias, de julio de 2009), se me apareció con los brazos extendidos, eufórica: “¡Hijo mío, ganamos!¡Ven a mis brazos!”. Me imagino que se refería a que, en Coahuila, habíamos recuperado mucho terreno. Y yo, sinceramente, me dejé querer. A las damas hay que tratarlas con mucha consideración.

Hagan sus apuestas, amables lectores.

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