miércoles, 8 de septiembre de 2010

A DONDE VA EL PAÍS

DESAFÍO
RAFAEL LORET DE MOLA
Estatal PorRedacción
/ EL MEXICANOmiércoles, 08 de septiembre de 2010
Se publicó en: Edición impresa


Al inicio de la administración foxista señalé que podríamos comenzar a creer en un auténtico cambio estructural cuando fuera confinado alguno de los ex presidentes predadores, todos ellos multimillonarios a través de prestanombres y cómplices, como prueba irrefutable de que no habría marcha atrás posible. Y ello sin la brutalidad con la cual se eliminó a la Rusia zarista, asesinando a mansalva a Nicolás II, su mujer Alexandra y su prole, para determinar, precisamente, la imposibilidad de retornar hacia el pasado. Ya va a cumplirse un siglo de aquel horror.
Quizá ésta sea la razón por la que es factible, y al corto plazo, el regreso de las viejas mafias, con sabor a dinastías impertérritas, tras una alternancia fallida cuyas desviaciones obligan a situarnos, de nuevo, en el punto de arranque, esto es en la coyuntura de andar hacia los males conocidos porque los remedios resultaron peores. Acaso si se hubiera puesto en el banquillo, y más que eso detrás de las rejas, a algunos de los antecesores de Calderón, tal perspectiva hubiese resultado imposible al derruirse los cimientos podridos del viejo régimen; en vez de ello, se intentó edificar sobre ellos hasta el colapso conocido: los andamios se vinieron abajo por la impericia de los albañiles de la política.

Ni siquiera Luis Echeverría, procesado bajo señalamientos de genocida por la matanza del Jueves de Corpus de 1971, llegó a la instancia carcelaria; pese a las evidencia en su contra se le exculpó del cargo sin que pudiera determinarse el sentido de la justicia. Más bien, como explicamos en “Destapes” –Océano, 2004-, el caso fue observado por sus herederos priístas como un intento de linchamiento lo que favoreció el chantaje soterrado de cara a la sucesión presidencial de 2006. Así me lo confió, en su momento, Roberto Madrazo, el candidato perdedor de aquella justa, quien optó por asegurar al presidencialismo incluso sobre su propia sangre afrentada. (Fue Echeverría, no lo olvidemos, uno de los actores principales en cuanto a las “oportunas” muertes, en 1969, de Carlos Alberto Madrazo Becerra y su esposa, progenitores de Roberto, en un trágico accidente de un jet de Mexicana, ahora en fase de extinción).

Y ni que decir de los demás. Miguel de la Madrid toleró el “boom” del narcotráfico aconsejado por su secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, ahora en fase de izquierdoso con pierde oveja; Carlos Salinas nos condujo, sin remedio, al año de la barbarie, 1994; Ernesto Zedillo dio cauce a un neoliberalismo, orquestado desde los sótanos del Fondo Monetario Internacional, depauperador y antinacionalista; y los Fox, ella y él naturalmente, construyeron con su pasividad el escenario ideal para extender la tutela de los grandes consorcios financieros del exterior y la de sus socios sobre el aparato gubernativo. Todo ello acarreando la deuda externa asfixiante con el beneplácito de una pequeña elite de “aliados”, igual bajo la hegemonía priísta que después de la transición hacia una derecha continuista. Los mismos nombres, idénticos enlaces.

El hilo conductor de los amafiamientos es, sin duda, la residencia oficial de Los Pinos. Tal es la fuente de las contaminadas aguas que desembocaron, sin cauce alternativo, en la malsana interrelación de la clase política con los cárteles, el mayor poder fáctico, en la hora de los amarres subterráneos. No puede entenderse de otra manera la interrelación permanente entre algunos de los funcionarios públicos más relevantes –en la cúpula del poder central-, y los grandes capos que dirigen los operativos sin mostrar manos ni rostros.

Porque, desde luego, los “padrinos” apenas se incomodan cuando caen sus lugartenientes, digamos Arturo Beltrán Leyva e Ignacio Coronel Villarreal, o se confina a Edgar Valdez Villarreal, “la Barbie”, en la víspera de la anual presentación de cuentas del titular del Ejecutivo federal. Esto es como si se tratara de un libreto. Siempre lo ha sido, antes y después de la perentoria sacudida del 2000.

Los golpes de efecto cubren los escenarios de la vida pública en ausencia real de gobierno. Porque es obvio que la publicidad institucional sobre inversiones públicas –“nunca como ahora”-, es tan inductiva y manipuladora que cae sobre su propio peso. ¿Quién cree en la manutención de carreteras cuando transita sobre los agujeros del asfalto que caracterizan a las rutas nacionales?¿Y en el supuesto saneamiento de las paraestatales basado en el despojo y empobrecimiento de los obreros? Lo mismo mineros, electricistas o empleados de la más antigua compañía aérea de México. ¿Dónde está el gobierno para prevenir catástrofes laborales como las enunciadas y orientar el rumbo sin demagógicos afanes?

Por ello, claro, el muy risueño sujeto apodado como la muñeca favorita de las niñas contemporáneas, no dejó de mofarse ante las cámaras, acaso sabedor de que protagonizaba un episodio más de la gran parodia del sexenio. Luego vendrá la protección, como testigo de excepción, en los Estados Unidos. Así suelen cerrarse los círculos en desdoro de nuestra precaria soberanía.

Debate

Los políticos se cruzan acusaciones entre sí pero algunas de ellas son contundentes. En 1995, el entonces gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, lanzó baterías contra quien fungía como procurador general de la República, Antonio Lozano, y acabó siendo secuestrado sin que, hasta hoy, pudieran determinarse móviles y autorías. Se dejaron correr los tiempos mientras se señalaba a Madrazo como el rey de los mafiosos hasta destroncarlo con la alevosa intervención de la inefable “novia de Chucky”, Elba Esther, quien así ganó los favores de Calderón. Cada bando, pues, esconde sus secretos.

Hace unas semanas leí la tesis profesional de Francisco David Casco Sosa, “El Narcotráfico en México”, destinada a obtener la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, de cuyo texto extraigo algunos sustentos:

1.- Jorge Bastida Gallardo fue el gran “lavador de dinero” del cártel de Juárez, encabezado por el muerte viviente Amado Carrillo Fuentes.

2.- Bastida se interrelacionó con Juan Alberto Zepeda Méndez, a quien conoció cuando el primero laboraba en la Comisión Federal de Electricidad, y quien le pondría en contacto con Grupo Financiero Anáhuac, protegido por la familia De la Madrid.

3.- Posteriormente, “el blanqueador de dinero de Carrillo Fuentes conoció a José Francisco Ruiz Massieu, en funciones de gobernador de Guerrero durante el periodo salinista, y al “jefe” Diego Fernández de Cevallos”, ex candidato presidencial del PAN, precisamente porque el amigo de éste, Zepeda Méndez, era secretario técnico del proyecto turístico de Punta Diamante, en Acapulco. Además, Zepeda era “uno de los hombres de confianza de Ruiz Massieu”.

4.-Bastida, el “lavador”, se relacionó, a partir de entonces, “con personajes políticos de altos vuelos” –incluyendo las familias presidenciales, a través de Federico de la Madrid y Raúl Salinas de Gortari-, haciendo pingues negocios con ellos.

5.- En una información divulgada por el periódico Público de Guadalajara, “se indica que Bastida se asoció con una empresa denominada Intecon, que tenía como finalidad adquirir un terreno en Paseo de la Reforma, en el Distrito Federal, con el objeto de construir un hotel de la cadena española Meliá; en ese proyecto intervendría, además, el Banco Bilbao Vizcaya –que luego se fusionaría con Bancomer bajo el cobijo oficial-, con el quince por ciento de las acciones y una aportación de cincuenta millones de dólares”.

El amafiamiento, en la cúpula del poder político, va de la mano con la reconquista. ¿Festejamos el bicentenario?

El Reto


La “oportuna” muerte de Juan Camilo Mouriño, por cierto, vista por Calderón como el mayor agobio durante lo que va de su gestión, se produjo a la par con dos escenarios conflictivos –“2012: La Sucesión”, Océano-:

1.- Desde su arribo a Gobernación se hizo notoria su postura para encontrar salidas a la omnipresencia del narcotráfico. Pero tras la aprehensión de Alfredo Beltrán Leyva –hermano del finado Arturo-, supuestamente por efecto de una traición de Joaquín Guzmán, “El Chapo”, se dio lugar a las vendettas.

2.- Mouriño significaba el mejor de los puentes para los intereses hispanos en México. Durante dos años, el diferendo sobre el uso de los recursos energéticos de “aguas profundas”, representaba una carta blanca para el grupo ibérico Repsol. Tras su muerte, esta empresa debió vender el 30por ciento de sus activos a una compañía rusa. Y los beneficiarios fueron los estadounidenses con intervención de la inefable CIA. ¿Casualidades?

En tiempos de simulaciones, los fastos coinciden con la reconquista.

La Anécdota


Primeras familias. Todas ellas contaminadas en mayor o menor grado.

1.- Luis Echeverría: su cuñado, Rubén Zuno Arce, permanece en prisión por delitos contra la salud a partir de los contrabandos con nitrato de plata.

2.- Miguel de la Madrid: su hijo Federico, gran gestor y socio del Grupo Anáhuac acusado por lavado de dinero, es uno de quienes están bajo sospecha de acuerdo a sendos expedientes de la DEA.

3.- Carlos Salinas: su hermano Raúl, ya liberado, jamás pudo explicar el origen de sus millones de dólares depositados en Suiza.

4.- Ernesto Zedillo: su suegro y cuñados, amén de su hermano Rodolfo, vivieron al amparo de grandes propiedades que antes fueron de poderosos capos.

5.- Vicente Fox: la colindancia de su rancho “La Estancia”, en San Francisco del Rincón, Guanajuato, es, nada memos, con una propiedad acreditada por narcos muy conocidos quienes erigieron en el lugar el mayor laboratorio, para la refinación de cocaína, sobre territorio mexicano. Ya fue desmantelado.

¿Son sólo coincidencias?

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