lunes, 1 de marzo de 2010

GRAVES COBARDÍAS/COLUMNA DESAFÍO

Desafío Publicación: MARTES 2 DE MARZO DE 2010

*Graves Cobardías

*Los Acorralados

*Pobres Mesoneros

Por Rafael Loret de Mola

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Unos días después de los comicios de 1997, históricos por cuanto determinaron la elección del primer jefe de gobierno del Distrito Federal sepultando así la penosa y mal llamada “regencia”, Joseph-Marie Córdova Montoya, la eminencia gris del salinato trágico que desembocó en la barbarie de 1994, se salió con la suya y evitó que las fracciones legislativas del PRD dieran debido seguimiento judicial a una gravísima imputación: el nexo del ex poderoso asesor presidencial con el crimen contra Luis Donaldo Colosio en Tijuana.

La maniobra fue de primer grado. Tras el severo señalamiento de los perredistas, el personaje –abyecto por más de una razón-, se querelló en contra de diputados y senadores perredistas lo mismo que respecto al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, en vías de ser declarado electo como jefe de gobierno defeño, conminándolos a presentar pruebas o, en su caso, a responder por “daño moral” ante los tribunales una vez que fueran desaforados para ello. Esto es: tuvieran o no razón, requerirían separarse de sus funciones, o no acceder a ellas en el caso de Cárdenas, para encarar el procedimiento judicial. Y fue el caso, claro, de que ninguno de los acusadores optó por la dignidad sino, por el contrario, vindicaron la negociación, esto es a cambio de no proceder contra Córdoba, para mantener fueros o no ver entorpecida, en cuanto al hijo del Tata, su asunción al poder metropolitano. Desde luego, dada la no retroactividad en la materia, el sujeto habilidoso, al amparo de las interpretaciones sesgadas, acabó por eludir -en apariencia de manera definitiva- cuanto le comprometía –más bien compromete- con el torvo escenario de Lomas Taurinas.

Cuando Germán Martínez Cázares se instaló en la Secretaría de la Función Pública –diciembre de 2006-, apenas se dio tiempo para señalar a Manuel Bartlett, luego de aguantar un chaparrón de improperios de éste, como uno de los políticos más represores del México contemporáneo e incluso autor intelectual del asesinato del columnista Manuel Buendía en 1984. (Quien esto escribe, con testimonios de primera mano, está convencido de la responsabilidad de Bartlett en el suceso referido incluso porque, quien fue acusado como autor intelectual del mismo, José Antonio Zorrilla -confinado desde hace más de veinte años en distintas prisiones-, le involucró en su declaración ministerial aun cuando ésta no dio lugar a seguimiento judicial alguno contraviniéndose así la supuesta imparcialidad de la administración de la justicia).

Bartlett, al igual que Córdoba, reaccionó envalentonado y midiendo la proverbial cobardía de los funcionarios actuales. Se dijo ofendido, demandó la presentación de pruebas y presentó, a su vez, una denuncia contra el apocado Martínez, exigiéndole retractarse. Y éste, en vez de proceder en forma, arguyó que por su fuero constitucional no podía ser siquiera perseguido por la vía penal. Hace unos días, la Suprema Corte de Justicia dio razón a Bartlett arguyendo que no existe tal inmunidad para inhibir las actuaciones judiciales y que, por ende, el señalado debe responder, más ahora cuando cesó en su encargo ministerial y más parece un rastrojo de hojas muertas al pie de Los Pinos.

Es muy importante subrayar, para evitar falsedades, que la Corte no exculpó a Bartlett sino validó su derecho a querellarse contra un funcionario. Esto es: como no hay denuncia específica contra el personaje respecto a la represión evidente del sexenio delamadridiano y, en concreto, sobre el asesinato de Buendía, el asunto se centró en lo secundario: la capacidad de todo individuo para denunciar a quienes ejercen cargos públicos y no se ciernen a los mecanismos ni procesos para hacer valer la ley. Martínez Cázares, sencillamente, incumplió fatalmente este principio.

No se olvide, abundando en el tema, que cuantos forman gobierno tienen un deber fundamental si cuentan con elementos para asegurar que se ha cometido un delito: proceder en contra de los responsables sin importar jerarquías ni circunstancias políticas. Si no lo hace incurren en una falta que puede llevarlos a la destitución e incluso a ser inhabilitados para ejercer puestos públicos. Y es esta conducta, sin duda, la que delinea la posición de la Corte.

El temor a sacudir a las viejas mafias, colocó al pobre de Don Germán ante la picota, pasando de acusador a acusado, dejándole la iniciativa a uno de los más siniestros políticos de nuestra era, cien veces señalado por sus actos represivos y convertido ahora en izquierdista farsante listo a subirse a los templetes a los que lo llamen. Y se da el lujo, apostando por la amnesia del colectivo, a marchar brazo con brazo con quienes se dicen herederos de cuantos fueron afrentados por él cuando fungía como secretario de Gobernación sumando cadáveres de líderes de opinión –sobre todo pertenecientes al Frente Democrático Nacional, antecesor del PRD-, y periodistas amargamente silenciados bajo la más vergonzosa impunidad.

Debate

Elba Esther Gordillo, la “novia de Chucky”, es otro ejemplo, el mayor quizá, de la cobardía manifiesta de cuantos forman gobierno y se dejan arrinconar por las presiones gremiales o pretenden usarlas en beneficio propio cuando sea necesario. No es que sea poderosa per se, esto es por el solo hecho de mantener feudos intocables a costa de corromper a sus secuaces hasta convertirlos en dependientes de su matriarcado, sino, más bien, su fundamento, para ser inamovible y perpetua –como la vela y los iconos-, es el temor extremo de cuantos optan por eludir enfrentamientos conviniendo con ella lo que a ésta le viene en gana... incluyendo sus bastiones inalterables, la Secretaría de Educación Pública y ahora también la dirección del ISSSTE –en donde un “elbista”, Miguel Ángel Yunes, ocupó el cargo como camuflaje a su verdadera intención, el pretendido abordaje malsano del gobierno de Veracruz- amen de su perniciosa influencia para determinar candidaturas y hasta contrapesos esquiroles para ampliar sus cuotas de chantajes.

Recientemente, el secretario de Educación, Alonso Lujambio Irazábal, a quien muchos consideran el verdadero “delfín” de cara a la sucesión presidencial –esto es a la vieja usanza del presidencialismo inescrutable-, salió en defensa de “la maestra” enamorada del “muñeco diabólico”, arguyendo que, junto al SNTE bajo la férula de ésta, es “un actor privilegiado” en el palenque de la vida institucional. ¡Y lo suscribió, nada menos, quien como tarjeta de presentación en política publicó una obra, “La Democracia Indispensable”, en donde fustiga el arraigado corporativismo, que nos reduce a la era del presidencialismo autocrático, cuyo ejemplo mayor es la señora Gordillo!

En el juego de la perinola demagógica mienten todos y pierden los mexicanos. Allí está Elba Esther, intocable, como fiel de una balanza contaminada por las peores herencias del viejo régimen. ¿Y por qué? Sencillo: ha sido muy útil en la mutación de los maestros convertidos en alquimistas electorales, al servicio de las más aviesas causas de la derecha. Por eso se sostiene mientras continúa administrando los fondos de la corrupción a placer mientras viaja, seduce a los ambiciosos que ofertan dignidades a cambio de canonjías y sostiene su derecho de picaporte al despacho presidencial. Tales son los nuevos tiempos... y lo que falta.

No queda duda alguna acerca de cuál es la misión de la señora en pleno frenesí de cacicazgos y componendas soterradas. Lo del cambio no es sino una monserga que se convierte en carcajada de vampiresa.

El Reto

También por cobardía se segregó a los altos mandos militares, a cincuenta y dos de ellos concretamente, de los ajustes presupuestarios que, por decreto, se hicieron en todo el gabinete con el propósito, explicable además, de que ningún funcionario del gobierno federal devengara más que el presidente en funciones. Las autoridades hacendarias, tan solícitas a la hora de aplicar el terrorismo fiscal a la sociedad mexicana en estado de indefensión, se les “olvidaron” las jerarquías castrenses para evitar con ello algunas deslealtades en la álgida hora coyuntural del combate al narcotráfico. No vaya a ser el diablo.

De esta manera se nos está gobernando: esto es, sin la menor intención de romper las antiguas ataduras institucionales entre el llamado viejo régimen y su sucedáneo de la derecha. Bastante más pernicioso el segundo en cuanto que no gobierna, agobiado acaso por su fatídica inoperancia, posibilitando con ello la ocupación de los espacios vacíos.

¿Habrá lectores que ante esta relatoría pregunten todavía por qué el PRI está en fase de retornar a la Presidencia con todo y su cauda de mafiosos consumados cumplimentando papeles de falsos redentores? Sería, desde luego, tremendamente ingenuo.

La Anécdota

En su heredad de San Cristóbal, muy cerca de donde tenían lugar los festines promiscuos de Las Poquianchis, Vicente Fox estrena chamba: es, nada menos, capitán de meseros y en esta condición espera, consecuenta y alterna con la clientela que se acerca a almorzar al recién estrenado restaurante al pie del templo faraónico del foxismo, a la manera echeverriana pues.

Las imágenes son jocosas. El ex presidente, portando sombrero propio de la década de los cincuenta, muy fino eso sí, y con anteojos sobre el pecho colgando del cuello, se esmera en atender a los comensales quienes le observan, sentados, a punto de ordenar sus platillos. Una imagen nítida del demagógico México “democrático”. Por supuesto, tengo conciencia de la enorme confusión conceptual.

Un joven hostelero capitalino se animó a concluir, entre risotadas:

--Si después de ser presidente se antoja ser mesero... mejor me quedo donde estoy. Lástima que no somos tan ricos.

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E-mail: rafloret@hotmail.com

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Rafael Loret de Mola
Escritor

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