sábado, 9 de octubre de 2010

GRANDES QUEJOSOS

Veneno Puro Publicación: DOMINGO 10 DE OCTUBRE DE 2010

*Grandes Quejosos

*Gobierno Fallido

*Drogas y Sífilis

Por Rafael Loret de Mola

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Aseguran quienes nos observan desde fuera que los mexicanos solemos ser los peores publicistas de nuestro país: siempre con quejas, reproches, rencores a flor de piel y un acusado temor hacia el futuro. Puede que tengan razón. Sin embargo, desde dentro, tal pudiera considerarse un signo de madurez colectiva e incluso contrapeso a los permanentes excesos de poder, siquiera para limitarlos a futuro exhibiendo a cuantos, exaltados por las complicidades, se pretenden infalibles e intocables. De no ser por ello, con una buena dosis de escepticismo general hacia los anuncios oficiales, no quiero ni pensar a donde nos habría conducido la sumisión colectiva.

Fíjense en otras latitudes en donde los espejismos reducen a la población a un penoso letargo. No son pocas las naciones europeas en las que sus colectivos han sido sorprendidos por una crisis asfixiante por la cual deberán pagar costos muy altos. Los españoles, quienes han vivido en una burbuja desde que descubrieron contar con poder adquisitivo, están muy alebrestados porque la emergencia financiera, bajo un régimen ineficaz e indefinido políticamente –se dice de izquierda pero actúa como si fuera de derecha-, los ha puesto de cara a una realidad muy semejante a los escenarios lastimeros de cuando, bajo la dictadura franquista, debían los trabajadores doblar turnos para siquiera costear lo indispensable.

Quizá en México la costumbre de la crisis –vivimos en ella desde hace varias generaciones, esto es cuando llegó a su fin el llamado “desarrollo estabilizador” a finales de la década de los sesenta-, nos ha convertido en mutantes resistentes ante las sacudidas ineludibles de la especulación mundial, acaso la mejor arma de expansión de los grandes consorcios del primer mundo sobre los territorios de los pobres. Aguantamos tanto que ya poco nos preocupan el tipo de cambio y las agruras constantes de la carestía. Bueno, hasta hablamos más de la inminente sucesión presidencial –mea culpa-, acaso porque nos urge cubrir los espacios vacíos, que de los dramas sociales marcados por las catástrofes naturales en Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas en las semanas recientes. ¡Ya hasta se nos olvidó cuanto devastó “Alex” en Nuevo León!

(Hace unas horas me invitaron a asistir a un festival taurino, en la Plaza México, el próximo domingo 17 de octubre. Cuando pregunté el motivo del evento sólo mencionaron a los “damnificados”. Y creí que se trataba de ayudar a los veracruzanos o tabasqueños. No es así: el diestro Eloy Cavazos lo organizó a partir del drama de sus coterráneos en Monterrey. ¡Y es que en media nación los destechados, al paso de los huracanes naturales, y también los políticos, marcan pautas y zozobras mientras los funcionarios no dejan de cantar a la demagogia ramplona!)

El caso es que resistimos y mucho. Más que en ninguna otra parte. Y, por tanto, nos hemos ganado el derecho a quejarnos a golpes de frustraciones acumuladas y decepciones recurrentes como cuando nos hicieron creer en el cambio para luego atestiguar el arribo desbordado de una nueva aristocracia con cara de señora Marta. ¡Sólo falta que nos priven del privilegio del desahogo mientras quienes hablan de sus maravillas, los españoles por ejemplo, se expanden por aquí en plena colecta de nuestras divisas! Mientras tengamos voz y dignidad algún valladar funcionará.

A esto, precisamente, le apuestan los precandidatos en campaña en las narices de un IFE que, como si asumiera la herencia del Santo Oficio, parece siempre listo para la cacería de brujas y la quema consiguiente de aventureros de la política. Por ahora, claro, su presidente, Leonardo Valdés Zurita, esgrime advertencias por aquello de que los ansiosos salten a la palestra, como ya anunciaron, placeándose descaradamente.

Las satanizaciones, desde luego, ya empezaron: Andrés Manuel López Obrador fue sancionado por causa de su propaganda en los medios masivos en donde, según alega él mismo, le privan de espacios equitativos aun cuando, en realidad, lo que no quiere es sufrir los estragos de las entrevistas incómodas e incluso, faltaba más, irreverentes. Es bastante mejor, y mucho más redituable, asumir el papel de redentor ante centenares de incondicionales.

El caso es que Marcelo Ebrard, jefe del gobierno defeño, andará los fines de semanas por esas tierras de Dios, lejos de la convulsa capital en la que, según parece, no hace falta gobierno los sábados y los domingos. Nos bastamos solos los días de asueto aun cuando las marchas de protesta, como la de hace una semana en ocasión de la efeméride de la matanza de Tlatelolco, pongan a la metrópoli en calidad también de damnificada social. Una más, aunque sea grandota, para sumar a las devastadas y entrañables ciudades del litoral del Golfo de México.

Y mientras unos caminan la ruta de la promoción, otros aprovechan los recursos federales para exaltarse, como ya lo hizo Alonso Lujambio, desde el escritorio de Vasconcelos, a la par con los fastos del bicentenario que, por cierto, dieron lugar a un verdadero festín de complicidades para hacerse del gran botín. A uno de los proveedores de la fiesta del “Grito” le pregunté cuál habían sido sus ganancias y me respondió:

--Sólo el veinte por ciento de lo que esos (los del gobierno) presupuestaron.

El resto, claro, sirvió para consolidar sociedades o para las plataformas de despegue en el México de las simulaciones.

Mirador

Los espacios siempre se cubren, sea tarde o temprano. Felipe Calderón optó por no asistir a la celebración de los “300 líderes”, designados discrecionalmente claro, para no sufrir el empacho de atestiguar el proselitista y futurista discurso del mexiquense Enrique Peña Nieto, también impaciente y doblemente ansioso: su boda será el 27 de noviembre y con ella marcará su posición de “rey” indiscutible de las revistas del corazón y de los medios, en general.

Por cierto, a Calderón no le va nada bien en sus periplos por el interior del país. En Michoacán, su tierra, le trataron como una especie de intruso, sufriendo abucheos y desplantes varios. Y él respondió como sabe hacerlo: instruyendo a la Procuraduría General de la República para que solicitara, formalmente, el desafuero del diputado Julio César Godoy Toscano, medio hermano del gobernador Leonel Godoy Rangel, a unos días de que rindiera su protesta de ley acuartelado en el Palacio de San Lázaro. Una visión por demás singular de nuestra vida institucional. ¿Y qué podría esperarse si el régimen calderonista arrancó en medio de un corral de comedias?

Tampoco el mandatario ha visto buenas caras entre los dolidos damnificados de las costas, atrapados por inundaciones o sepultados por deslaves, todos ellos cansados de banalidades y pretextos que sólo sirven para alentar el saqueo inmisericorde de recursos a los que jamás se audita en el frenesí de las desvergüenzas soterradas. Pero las víctimas tienen muchas maneras de registrarlo a la vista de los desastres repetitivos. El negocio de las catástrofes, claro, se impone a sangre y fuego porque sin éste, ¿cómo podría justificar el señor Calderón sus supuestos afanes sociales? Y lo mismo ha hecho, recordémoslos, cada uno de sus antecesores.

Con tanto material, claro, no se requiere ser una lumbrera para tejer el discurso provocador, como lo ha hecho Peña Nieto y lo seguirá haciendo. El gobernador propone salir del marasmo de la violencia y la parálisis. Y deja traslucir que, en todo caso, nada sería peor a permanecer como estamos. Así, el postulante, quien ya no parece tener rival al interior del PRI, subrayó que la inseguridad y la ineficacia nos han puesto en riesgo de convertirnos en un estado fallido. Dicho de otra manera: si el PAN sigue en el poder la devastación política será total.

Por supuesto, para llegar a esta conclusión, hace buena falta la amnesia colectiva. Porque, sin distingo de partidos políticos, los últimos regímenes están interrelacionados en la construcción de un presente caótico.

Polémica

Suelen los dirigentes partidistas, desde sus respectivos feudos, ver paja sólo en el ojo ajeno. El monaguillo César Nava, por ejemplo, no cesa en señalar hacia la corrupción del pasado como el elemento que le impulsó a signar las alianzas turbias para destronar a los cacicazgos priístas regionales. Y, sin embargo, es ahora blanco de uno de los mayores escándalos: el obsequio de un departamento, en Polanco, a su novia Patylú, no puede ser sino ejemplo evidente de riqueza “inexplicable” a la sombra del poder y, sobre todo, del señor Calderón.

Los voceros del PAN adujeron que el inmueble “sólo” había costado nueve millones de pesos, de acuerdo al valor catastral que bien sabemos sólo sirve para disimular los costos reales amortizando las cargas fiscales, cuando el desembolso fue de más de quince millones de pesos. No hay austeridad que pueda esgrimirse cuando se observan ligerezas como ésta en plena descomposición política y moral. Dirán que, como cualquier profesionista, tiene derecho a invertir en su inminente boda. Lo reprobable, en todo caso, es hacerlo rebasando sus niveles de ingresos sin la menor explicación.

¿Hasta dónde va a llegar la derecha en cuanto a los abusos recurrentes que pretenden minimizar con el sambenito de que los priístas eran peores? Cuando menos, digo, solían ser discretos, salvo excepciones que terminaron tras las rejas como el avieso “policía” Arturo Durazo Moreno quien se construyó su propio “Partenón”.

Por las Alcobas

Los Estados Unidos se arrepiente de sus excesos a la distancia de más de seis décadas, esto es cuando las víctimas son cenizas. El reconocimiento a los abusos cometidos contra seiscientos noventa y seis reos guatemaltecos, entre 1946 y 1948 –esto es al fin de la II Guerra Mundial cuando la poderosa nación lideraba la propuesta de un “nuevo orden” geopolítico al amparo de la ONU-, quienes fueron inoculados de sífilis y gonorrea, supuestamente para experimentar la posibilidad de la cura, basta para explicar los porqués del odio y el rencor acumulados contra el gobierno de Washington.

Tras el apunte de los horrores, que además tuvo antecedente en un experimento realizado en Alabama con hombres de color a quienes se retiró el tratamiento contra la sífilis, no faltaron las sentencias lapidarias:

--Imagínense –me comentó un diplomático de carrera, sin embajada claro-, lo que estarán haciendo los marines con los talibanes presos en Guantánamo...

Y me atreví a deslizar.

--También con los mexicanos que proveen a los ricos estadounidenses de sus órganos.

Pero de ello hablaremos en otra ocasión.

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Rafael Loret de Mola
Escritor

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