PorRedacción / EL MEXICANOmiércoles, 13 de octubre de 2010
Se publicó en: Edición impresa Cada que las cosas no le ruedan bien a la casa presidencial, situación bastante frecuente por lo demás, se culpa de ello a la democracia. Esto es: como si los contrapesos fueran eficaces contra la recurrencia de los excesos autoritarios. Sería válido concluir que se pretende ubicar a la supuesta madurez social como amortiguador, sobre todo si el referente es la política contemporánea.
En realidad, lo que se observa es una profunda torpeza en el quehacer gubernativo. No es que falten los controles sino que éstos no se saben usar y por ello la maquinaria se de-sajusta. Nadie puede dudar, por ejemplo, en el peso de la intervención presidencial hacia el interior del PAN y, sin embargo, si los objetivos fallan no por ello se inhibe el vicio de origen; más bien se revelan las deficiencias operativas que permiten a los adversarios seguir navegando a contracorriente.
La negligencia es tanta que se impone incluso al sentido de la crítica más severa. Los integrantes de la “nueva” clase política sencillamente no saben manejar sus propias funciones y se descarrilan con frecuencia. Pero no porque la democracia les guíe sino, más bien, a causa de su tremenda incapacidad. Un mal capitán no puede dejar esquivar los arrecifes aunque tenga el barco más poderoso; y encallará, sin remedio.
Así sucede con Felipe Calderón, situado entre el presidencialismo autoritario y una falsa inclinación por la democracia, en tanto que no logra cuajar sus decisiones discrecionales. Por ejemplo, tácitamente ha reconocido que fue él quien instruyó a la Procuraduría General para proceder en contra de la red de funcionarios michoacanos interrelacionados con la llamada “Familia”; y ahora asume que fueron “los jueces” quienes desecharon las causas –relacionadas con el operativo popularmente conocido como el “michoacanazo”- “con argumentos verdaderamente banales”. ¿Acaso ello no revela que los expedientes fueron armados sobre los pies, dejando lagunas gracias a las cuales fue factible revertir las acusaciones? De ser así, es innegable que el procedimiento fue autoritario, político, y su desenlace sólo evidencia la incapacidad gubernativa para justificar jurídicamente las consignas superiores.
Debería bastar con la declaración del mandatario para que se iniciara una indagatoria contra quienes actuaron sin suficientes sustentos. O bien, de haber sido los promotores de los juicios obstaculizados por “los jueces” que conocieron las causas, es obligación del mandatario en funciones, del procurador general y demás funcionarios, perseguir jurídicamente a los banales y tortuosos fincándoles no sólo responsabilidades por cuanto a su viciado comportamiento sino, además, por las sospechas sobre las complicidades que devienen del embrollo. Pero no. Se opta por acusar a los contrapesos “democráticos” y poner con ello puntos suspensivos.
Y así, lo mismo, en distintos escenarios. Otra muestra: respecto al secuestro de Diego Fernández de Cevallos, un personaje con quien Felipe Calderón no sólo no coincidía sino incluso repelía por su notoria influencia entre los panistas de cepa, justifica el mandatario la ausencia de seguimiento por parte de la autoridad porque con ello se atendió, dijo, a la voluntad de su familia. Esto es como si los mecanismos de la justicia pudieran moverse al ritmo de los deseos de la parentela herida, olvidándose que, por ley, los delitos graves –el secuestro lo es- se persiguen de oficio, esto es sin requerir de denuncia de los interesados.
Pero hay algo todavía más grave: es público y notorio que los hijos del “jefe Diego”, por razones cuestionables de índole personal, han optado por no pagar el rescate ni, por ende, establecer negociación con quienes tienen cautivo al político. Entonces, si los familiares no actúan y tampoco lo hacen los peritos oficiales, ¿quién saca la cara por la víctima? Jamás se había atestiguado un episodio de abandono de estas dimensiones y bien cabría preguntar a quién le conviene.
Así es cómo procede la derecha en el poder presidencial respecto a sus propios correligionarios. Obviamente, en la misma línea se explica el porqué de la negligencia escandalosa respecto a los expedientes nebulosos sobre las extrañas muertes, dicen que accidentales, de algunos de sus más prominentes compañeros, desde la del “Maquío” Clouthier hasta la de Juan Camilo Mouriño, pese a que nadie cree en las versiones oficiales cerradas. Vamos, ni quienes las condujeron. Y entre un episodio y otro hay varios igualmente controvertidos por lo oportunos que resultaron los finiquitos físicos, por ejemplo en los casos de José Ángel Conchello y Ramón Martín Huerta.
El silencio de Calderón al respecto confirma la hipótesis central: no es que el “primer mandatario” no pueda actuar, de acuerdo a sus funciones, sino sencillamente no sabe como hacerlo. O teme proceder en consecuencia. El “gran solitario” de Los Pinos prefiere encerrarse en su mutismo mientras alardea, siguiendo la costumbre, de conceder entrevistas cómodas a cuantos se ofrezcan para ello.
Debate
De aquí para allá las rutas que se abren son las del narcotráfico. No se sopesa todavía el peso indiscutible que ello genera. Se evidencia la llegada y asentamiento de parvadas de familias sudamericanas con alto poder adquisitivo –las joyerías madrileñas reconocen a esta clientela como la mejor y sólo superada, en visitas, por los ladrones, inmigrantes también en su mayor parte-, y capacidad para extender por tanto el mercado inmobiliario bajo las turbulencias de la recesión actual. Cada vez éste es más dependiente de los recién llegados.
Como sucede en los Estados Unidos, en donde parecen diluirse por encanto los “padrinos” y distribuidores de la droga, las autoridades españolas suelen reclamar a los gobiernos en donde se originan los flujos non santos sin dar la misma atención e importancia a quienes utilizan la puerta ibérica para introducirse al gran mercado europeo. Mientras ello ocurre, claro, las drogas van esclavizando a los jóvenes en proporciones alarmantes aun cuando se insista que se va mejorando en el renglón.
Hasta hace unos años, eso sí, era frecuente observar hasta en las “bocas” del Metro, en Madrid y Barcelona, jeringuillas usadas regadas por doquier, lo mismo también en los sanitarios públicos. Ahora ya no es así, es cierto, aun cuando ello no sea indicativo de que el consumo se ha reducido sino sólo de que hay mayor vigilancia en las zonas con alta afluencia de transeúntes. Cualquiera otra lectura resulta soezmente demagógica.
En la misma línea, se intenta atajar la violencia en las escuelas, xenofobias incluidas, marcadas por una cada vez mayor insolencia en el alumnado. No hace mucho, los mentores subrayaron la importancia de que los escolapios se dirijan a ellos usando el “usted” y no el tuteo coloquial que, acaso, se presenta como signo de la igualdad de clases, esto es como si no hubiera respeto alguno por la jerarquía cultural, las cortesías de género o la consideración mínima para los adultos. ¿No es éste igualmente un evidente síntoma de descomposición del tejido social, aun cuando parezca un referente anecdótico? Valdría la pena reflexionarlo.
Lo que evidenciamos es el descuido de las autoridades, notorio y recurrente, ante el fenómeno del tráfico de drogas. El interés mayor está puesto en la inmigración ilegal con su cauda de muerte sobre las pateras que cruzan las aguas del Mediterráneo. Pero, ¿y lo demás?¿Hablaremos de ello cuando ya no haya remedio?
Otra vez la demagogia empaña la perspectiva y debilita a la sociedad y a su gobierno.
El Reto
Resumo parte de lo publicado en “Los Cómplices” –Océano, 2001-, y que no ha sido jamás desmentido ni aclarado, sobre las actividades extrapolares del célebre Citigroup.
--“Antes de la inesperada expansión de Citigroup en México, precisamente el 27 de febrero de 2001, el conocido columnista estadounidense Tim Golden exhibió los verdaderos intereses de consorcio:
“De acuerdo con la investigación realizada por agentes estadounidenses –escribió Golden-, el Citibank pagó en Argentina a personas que posiblemente tenían nexos con el más grande narcotraficante de México, Amado Carrillo Fuentes”
Lo anterior resulta revelador por cuanto insiste en la permanencia en los negocios del más célebre “muerto viviente”, el llamado “señor de los cielos”, cuyo supuesto “cadáver” fue presentado en julio de 1997.
No se olvide que fue a través de Citibank, y de la conocida promotora Amy Elliot, como Raúl Salinas pudo realizar sus millonarias inversiones y asegurar sus depósitos en los bancos de Suiza. No hay casualidades ni especulaciones. Los hechos hablan por sí solos. Por cierto, ¿sabían ustedes que Citibank fue la única institución crediticia con presencia sobre territorio mexicano que no sufrió ningún rasguño en 1982 cuando se decretó la nacionalización bancaria? Abundaremos, claro.
La Anécdota
Tomamos de un estudio clasificado del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), elaborado en 2001, una sentencia dramática:
--“Si se terminara con el narcotráfico, la economía de Estados Unidos caería entre diecinueve y veintidós por ciento, en tanto que la mexicana se desplomaría hasta sesenta y tres por ciento”.
De considerarse que, en la peor crisis de los últimos años, la de 1995, se afectó sólo al cinco por ciento de la economía nacional, imagínense los efectos devastadores de una sacudida que multiplicase aquello por más de doce veces.
Con ello puede precisarse y responderse la consabida pregunta acerca de quién va ganando la guerra entre los narcos y las corporaciones militares y policíacas hondamente infiltradas.
E-Mail: rafloret@htmail.com
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