GRANDES SACRIFICIOS

Veneno Puro Publicación: DOMINGO 25 DE ABRIL DE 2010

*Grandes Sacrificios

*Carísima Democracia

*Primeros Ejercicios

Por Rafael Loret de Mola

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La democracia con sello mexicano es la más cara del mundo. En ninguna otra parte del mundo el desembolso es mayor a las partidas que se adjudican no sólo a los partidos políticos sino a quienes están señalados como rectores de los procesos electorales –en el ámbito federal sólo uno cada tres años-, y a los magistrados de los tribunales electorales, el federal y los estatales. De hecho, sus honorarios les permiten labrar fortunas al amparo de los votantes basándose en su condición de supuestos garantes de la voluntad popular, misma que, desde luego, jamás ha determinado convertir en millonarios a los servidores públicos como si se tratara de una “compensación” material por sus enormes “sacrificios”.

Se trastoca, por supuesto, la moral republicana y se agota el servicio público con el dispendio presupuestal que tiene su baza, claro, en el intercambio de chantajes entre un Ejecutivo medroso y los exaltados grupos de presión, comenzando con legisladores y partidos políticos, que suponen haberle encontrado la medida para acotarlo aun cuando el modelo presidencialista se mantenga y con éste sus onerosos privilegios y, desde luego, el sello de la impunidad.

Cuando nos enteramos, por ejemplo, que a partir de febrero de 2009, cuando comenzó la vigencia de la “reforma política” que lo fue sólo electoral –o electorera dados sus efectos de linchamiento contra quienes no supieron manejar los comicios de 2006-, los consejeros del Instituto Federal Electoral cobran honorarios de 330 mil pesos mensuales, esto es tres millones novecientos sesenta mil pesos de anualidad –además de diversas prerrogativas extraordinarias-, no podemos sentirnos orgullosos de cuanto nos han vendido como “el cambio” sin que ello elevara, en serio, las garantías sobre la limpieza comicial. Cuando se habló de contar “voto por voto”, la crisis estructural de tales órganos acabó por erosionar la “legitimidad” del mandato presidencial, nada menos.

Sin duda, el desaseo de los escrutinios y la torpeza en el manejo de las interrelaciones entre los principales actores de la vida institucional, con todo y sus institutos políticos, han sido los factores claves en cuanto al paulatino enclaustramiento de la Presidencia –quien la ejerce, manteniendo la banda tricolor sobre el pecho, vive rodeado de mil 200 efectivos militares que le “protegen”-, y el deterioro de la misma institución.

Pese a lo anterior, las distintas fracciones en las Cámaras, aun las pretendidas “incendiarias” y las pandillas de intransigentes sin proyectos, no se animan a dar el único paso razonable para vencer las inercias: la reforma que posibilite la exaltación del parlamentarismo, con todos sus bemoles, sobre el presidencialismo caduco. Permanecemos, f8uncionarios y ciudadanos, a la mitad de nada, bajo el influjo de una recurrente demagogia cada vez más agrietada y ofensiva de la inteligencia colectiva.

Los señores diputados y senadores se la pasan muy bien... aunque sólo sirvan para gritar, manosear y asegurar que desconocen al gobierno del que forman parte, tal y como pretenden los radicales encabezados por el abyecto Gerardo Fernández Noroña. Otros, chantajean lo suyo y unos más, los oficialistas panistas, parecen estar determinados por la “obligación”, basada en la disciplina partidista, de defender en y para todo a la Presidencia acotada. Lo mismo que hacían otrora los priístas para asegurar su hegemonía. Sólo cambiaron lo colores y las siglas.

Los diputados, juntando dietas, asistencias legislativas, compensaciones por gestiones y “ayudas a la ciudadanía”, devengan, cada uno, ¡ciento cincuenta y dos mil pesos! Desde luego, algunos privilegiados, beneficiarios de comisiones especiales, tienen otras igualas que incluyen los altos viáticos, a todo tren, para sus frecuentes traslados –inútiles, diríamos-. Los legisladores de nuevo cuño tienen tal propensión por los viajes que por realizarlos no dudan en deshonrar sus propias jerarquías. Aún así, el promedio registrado no alcanza siquiera la mitad de los honorarios de uno de los “sabios” consejeros de las voces agoladas y la simulada parsimonia. Falsarios, representan un papel cortado a imagen y semejanza de Woldenberg, el supuesto prototipo del experto cuya suficiencia obliga a hablar en tono bajo y sin la menor mímica; esto es con exaltación de la frialdad que congela, per se, cualquier iniciativa.

Los senadores, por su parte, se llevan lo suyo: 146 mil pesos de sueldo nominal, por cabeza claro, además de sus consabidas y frecuentes prerrogativas, desde pasajes de avión hasta seguros médicos de alta cobertura, sin la menor correlación con la mayor parte de los mexicanos totalmente alejados de estos niveles salariales. Y es la sociedad la que cubre, finalmente, los abusos de sus “servidores”.

La única justificación para ello es que en la iniciativa privada los ejecutivos pueden obtener ingresos superiores a los establecidos en el sector público. Como si se pudiera cortar en dos a la comunidad nacional: una fracción, muy pequeña, para situar a los afortunados; otra, de gran extensión, en donde se ubican los millones que sobreviven al día. ¿Diferencias de clases? Bastante peor a eso: sencillamente corrupción ingente.

Mirador

El senador Manlio Fabio Beltrones, en reciente conversación –fue uno de quienes serán protagonistas de mi próxima obra, “La Sucesión”, que verá la luz pública en la segunda quincena de mayo-, reconoció abiertamente que “hace largo tiempo” no llegan al sector público “los mejores hombres” del país. Por supuesto podemos ampliar el concepto para situar en el mismo a las mujeres que lo pueblan igualmente aun cuando el gobierno de México diste mucho de la paridad de género, a veces desconcertante por la frivolidad de ciertas designaciones, que es timbre de orgullo en algunas naciones de la Unión Europea. (Hace dos años, en España, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero designó a una mujer embarazada, la catalana Carme Chacón, para que se hiciera cargo del Ministerio de Guerra; en su primera gira internacional, hacia los feudos ocupados por el ejército ibérico en Medio Oriente, los soldados le regalaron unas chambritas).

El desequilibrio no es únicamente, por tanto, en cuanto a la relación de damas y caballeros sino, sobre todo, en función de capacidades. Quizá por ello los gabinetes presidenciales, sobre todo a partir del encumbramiento de la derecha en 2000, nos parecen tan deficitarios y decepcionantes acaso porque predomina la mediocridad en ausencia de visionarios listos a superar los avatares de la República.

No salimos de los cartabones. Los niños de antaño ambicionaban llegar, algún día, a ceñirse con los honores de la Primera Magistratura; ahora no. Brillan las estrellas del balompié y, por añadidura, los grandes señores de los cárteles invulnerables, capaces de labrar fortunas en un lapso brevísimo y, además, de alcanzar el derecho a ser protagonistas de portadas “periodísticas” y exaltadoras. Sus historias venden bien, mucho mejor a las de la cerrada casa presidencial en donde los huéspedes perentorios más bien parecen indiciados bajo arraigo... como las “luminarias” del descompuesto caso “Paulette”.

Cada que pregunto por las razones de cuantos votaron por Calderón en 2006, una condición destaca sobre las demás: él era, a decir de quienes cayeron en sus redes, “el menos malo”, no el mejor porque tal calificación hace tiempo no converge hacia los escenarios gubernamentales. Una muestra: ¿Cuál de los ex presidentes se salva de la quema?¿Ernesto Zedillo, el gran simulador, por el hecho de haber rechazado la pensión vitalicia destinada a ellos?¿O De la Madrid, anclado en las veleidades de Baco? En fin, ninguno, considerando las conductas falsarias y el alto grado de impunidad que los protege.

Polémica

Las campañas del 2010 arrancaron ya con el sello de la incoherencia y la amoralidad. En varias entidades del país, por ejemplo Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas, no parece posible arribar a las gubernaturas sin antes negociar con los “capos” célebres algunos de los cuales mantienen a los mandatarios estatales arrinconados y temerosos. En Culiacán, por ejemplo, se estima que el priísta Jesús Vizcarra Calderón, quien no puede negar su cercanía con el fotografiado Ismael “el mayo” Zambada –aseveran quienes saben que es su compadre-, llegará tan alto como lo quieran los cárteles. Y él se defiende aduciendo que sólo es víctima de las consabidas “campañas negras”.

El panorama está tan descompuesto, en fin, que resulta temerario aventurar desenlaces aun cuando las encuestas marquen pautas favorables al PRI incluso en Oaxaca en donde se estima se dará la contienda más cerrada. Con ello, claro, tres estados en donde el PRI no gobierna –Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas-, parecen encaminarse hacia el pasado como parte de las sangrías históricas contra una derecha, hasta ahora, incapaz de gobernar con eficacia. Esto es: la tendencia favorable al PRI exhibe, por sí, la pobreza estructural y el deterioro, moral y político, de sus adversarios incluyendo el partido actualmente gobernante, el PAN.

Recuérdese: la historia de la sucesión presidencial, en 2012, ya comenzó a escribirse.

Por las Alcobas

Primeros ejercicios democráticos y primeras sorpresas. La semana anterior, en sendas conferencias, compilé las preferencias de parte de los asistentes a las mismas. La mayor parte optó por abstenerse al no sentirse representada por alguna de las opciones sugeridas.

Así, ante ejecutivos de seguros, Peña Nieto resultó el más señalado –con 45 avales- sobre el panista Alonso Lujambio, con quince simpatizantes, y López Obrador, del PRD, quien sólo obtuvo cuatro “sufragios”. Pero el mismo grupo mudó sus simpatías ante un escenario distinto: si Juan Ramón de la Fuente abandera al PRD contaría con cuarenta y un apoyos contra doce del panista Santiago Creel y siete del priísta Manlio Fabio Beltrones. En ambos casos, el PAN quedaría relegado al segundo lugar.

Ante un auditorio distinto, de jóvenes universitarios en Irapuato –en donde se suceden administraciones panistas desde hace trece años-, urbe clave de Guanajuato en donde la derecha está tan bien estructurada como el PRD en la capital del país, los convocados optaron así: 44 sufragios por Peña Nieto, veintidós por el gobernador guanajuatense, Juan Manuel Oliva Ramírez, y sólo siete por De la Fuente. Por cierto, cuando pregunté sobre el ex rector de la UNAM aquí solo unos cuantos dijeron conocerlo. El posicionamiento no es parejo. Apúntenlo.

El juego es, desde luego, apasionante. Abundaremos.

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Rafael Loret de Mola
Escritor