lunes, 7 de junio de 2010

NUEVA ARISTOCRACIA

Desafío Publicación: LUNES 7 DE JUNIO DE 2010



*Nueva Aristocracia

*De Puntas de Lanzas

*Títulos Nobiliarios

Por Rafael Loret de Mola

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En loor a la Libertad de Expresión

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La aristocracia, el gobierno basado en una elite superior con fundamentos dinásticos, es la figura opuesta, en la definición clásica de Aristóteles, a la democracia, el modelo cernido a la voluntad de un colectivo que extiende el poder a los mandatarios, esto es quienes obedecen. Desde sus orígenes, la utopía mantiene el ideal de la igualdad política, sobre todo en naciones en donde los antídotos contra la fuerza de las convocatorias populares se fundamentan en la manipulación desde los escenarios de la vida institucional. El abanico es muy amplio, desde la alquimia que modifica los escrutinios comiciales hasta el maquillaje grotesco de las cúpulas simuladoras.

Tras el arribo del foxismo a la Primera Magistratura, no pocos creyeron en el advenimiento de una democracia basada en la supresión de antiguos privilegios corruptores y la consiguiente vindicación de los oprimidos, esto es de la enorme masa mayoritaria de mexicanos dependientes de sus esfuerzos cotidianos y sin acceso a los jugosos botines especulativos. No fue así, desde luego, porque, al paso de las semanas desde la euforia de julio de 2000, los falsos garantes del “cambio” se dieron a estrenar una nueva aristocracia, para muchos con cara de mujer y nombre propio: Marta.

(Algunos lectores, y es justo asentarlo, sostienen que sobre este columnista pesa una especie de obsesión encaminada a destazar a la pareja ex presidencial. Pretendo, más bien, insistir en un punto que no ha sido resuelto, ni mucho menos superado: el pertinaz sostenimiento de la misma bajo la mayor impunidad de que se tenga memoria, tanta es que ni siquiera se valida el derecho a la crítica con la falacia del lugar común acerca de no ser leña del árbol caído. De ser así, ¿cómo podría escribirse la historia? Y algo más: sería imposible corregir desviaciones y superar vicios de no ser por la memoria que obliga al permanente repaso. Cuando menos, eso cree quien esto escribe.)

Las interrelaciones entre quienes han formado parte de las primeras familias, sin cuenta de la exaltada alternancia con la que hace diez años algunos extendieron precipitadamente el certificado de defunción del PRI, corroboran la edificación y consolidación de una elite que, a despecho de partidos y grupos de presión, mantiene su influencia decisiva sobre las cuestiones fundamentales, y sobre todo en cuanto toca a la crecida desbordante del agio gracias al manejo de información confidencial sobre algunas claves de la economía y de los mercados a futuro. Las fortunas se amplían, claro, con la aviesa complicidad de cuantos han forjado sus patrimonios y los han extendido a la sombra de las confabulaciones políticas.

Tal se evidencia con los permanentes cruces familiares: el primogénito de un ex presidente, Luis Echeverría, cedió el lecho matrimonial al sucesor de su padre, José López Portillo, quien elevó a la manzana de la discordia a la condición de secretaria de Estado para asegurarla; y una misma mujer, Paulina Castañón, paseó por las residencias del hijo de Gustavo Díaz Ordaz, el extinto Alfredo, y del hermano de Carlos Salinas, el incómodo Raúl, como demostración de los fueros aristocráticos. Y poco faltó para que la hija mayor de Fox se ligara... al primogénito del antecesor de éste, Ernesto Zedillo, exhibiendo con ello la fuerza de la identidad histórica entre los circunstanciales huéspedes de Los Pinos. Y si ello no fue posible quedó claro, por la frecuencia en que aparecen ambos en los semanarios del corazón, de la potencia social de cuantos gozan del estatus presidencial reflejo.

No extraña en estas condiciones el auge de las novelas rosa y de las revistas llamadas “del corazón”, moda inefable que trasladaron a México los antiguos conquistadores españoles deseosos de recuperar a sus colonias y a cuantas vidas dependen de éstas. ¿O no es ilustrativo el hecho de que los intereses ibéricos, cuando comenzamos a celebrar el bicentenario de la Independencia, sean bastante más asfixiantes ahora que en los días de la rebelión desde Dolores? Quienes llegan de allende el océano a suelo mexicano, tienen la mesa servida... a diferencia de cuantos viajan desde aquí en busca del horizonte europeo. Por supuesto, cuando tal se comenta no faltan quienes asumen rencores xenófobos para diluir el fondo de la controversia sobre dependencias y expansiones por los fueros de Cortés.

Volvamos a los Fox, promotores exitosos de la nueva, intocable aristocracia mexicana. Hace seis años, en 2004, ella y él naturalmente, sufrían por la pena gorda de la descalificación pública tras un periodo paralizante durante el cual los funcionarios optaron por esquivar las controversias de fondo para, con ello, ganar tiempo, perdiéndolo lastimosamente. No se olvide la degradante parálisis que devino de los enfrentamientos inacabables entre un Ejecutivo que se creyó ganador de la historia antes de construirla y un Congreso mayoritariamente opositor dispuesto para el festín de sectarismos. En apartado así, la utopía de la democracia efectiva sólo se extendió hasta anclar, dolosamente, en el escandaloso desaseo comicial de 2006. Todo lo demás es consecuencia.

No sorprende, por tanto, que los Fox, ella y él, sigan siendo recurrentes protagonistas de las epopeyas de la high life durante sus frecuentes periplos por Estados Unidos y Europa, cobijados por cuantos fueron beneficiados por el régimen que prometió otra cosa, precisamente el finiquito de las interrelaciones perversas entre políticos venales y empresarios desprovistas de todo interés social sobre una comunidad con agudas diferencias de clase.

Curioso: incluso bajo la hegemonía priísta, tan cuestionada por los opositores del modelo –sobre todo de una derecha ansiosa con propósitos de apoderarse de los controles-, los Fox no habrían recibido un trato tan escandalosamente preferencial. Por ello, claro, superaron los antecedentes: si Echeverría sólo pudo, de manera perentoria, refugiarse en el pomposo e inútil Centro de Estudios Económicos, Políticos y Sociales del Tercer Mundo, construido en el traspatio de su residencia de San Jerónimo, los Fox elevaron sus propias apuestas, edificaron el templo faraónico de San Cristóbal –que estrena hotel y restaurante-, y han sostenido el espejismo de una convocatoria política, para atraer hacia el lugar hasta a jefes de Estado en ejercicio, en aprovechamiento de los notorios vacíos de poder. ¡Ya hasta palenque, plaza de toros y casino enseñorean el antiguo “ranchito” hoy convertido en el Olimpo del presidencialismo!

Debate

Emilio Gamboa Patrón, cuya ascendiente abrió cauces gracias a su cortesana jocosidad –en gran medida por su propensión a contar cuentos colorados a los De la Madrid-, estableció, con motivo de su asunción al “liderazgo” de la priísta Confederación de Organizaciones Populares, dos perspectivas vitales para él y su partido:

1.- La vuelta ilusoria hacia el “carro completo”, esquema en donde la disidencia era más ruido que presencia, considerando que el PRI no sólo ganará en 2010 las doce gubernaturas en disputa –sólo en una entidad, de acuerdo a las inducidas encuestas, marcha a la zaga del PAN-, sino igualmente recuperará la Presidencia en 2012 gracias al fervor mediático de los mexicanos.

2.- El alegato de fondo, de acuerdo a su discurso inaugural, es el combate contra la simulación, explicando con ello que el PAN en ejercicio del poder central no ha sido capaz de enfrentar los desafíos planteados en el presente ante el flagelo de la ruinosa lucha entre distintas mafias agolpadas, sobre todo, en los conocidos cárteles que guerrean por el dominio territorial en ciudades y regiones estratégicas. No dijo, sin embargo, que si de simulación hablamos es él quien encabeza tal condición, atenido a los enjuagues soterrados que le siguen habilitando a pesar de una cauda de sospechas sobre amoralidades extremas -¿ya olvidamos el pasaje del “gober precioso”?-, y concubinatos en la cúpula del mando.

Algo más: aún en el supuesto de que Gamboa fuera una víctima de la maledicencia ajena –no lo es, por supuesto, si seguimos y analizamos el derrotero que le encumbró-, no puede negarse la improcedencia de su exaltación cuando un importante sector de opinión pública, incluyendo a no pocos priístas que ejercen todavía el raciocinio sobre los fervores de los incondicionales, le señala como el heredero de los grandes predadores nacionales, desde el sexenio delamadridiano hasta la bancarrota del falso “demócrata” Zedillo quien, a cambio de protegerse sólo él, traicionó cuanto tuvo delante.

De existir el menor sentido democrático, Gamboa debiera explicar, primero, porqué se le citó once veces en las declaraciones ministeriales de las víctimas del pederasta de Cancún, Jean Surcar Kuri, y se le nombra como fundador de la vigorosa e influyente aún “cofradía de la mano caída”, engendrada durante la administración de su progenitor político, De la Madrid. Digo, para comenzar tan solo una larga lista de cuestionamientos sobre su paso zigzagueante entre los corrillos políticos.

Las estirpes aristocráticas, como los extremos en materia física, siempre se tocan.

El Reto

En 1999, la dirigencia nacional del PRD, encabezada entonces por Andrés Manuel López Obrador, optó por designar candidato a la gubernatura de Quintana Roo, al conocido empresario Gastón Alegre, quien representaba y representa los intereses económicos de las familias De la Madrid y Salinas en el sureste del país. Entonces se adujo que el PRD requería de ampliar coberturas y que después, esto es luego de conquistar posiciones claro, habría de darse la “limpia”.

Once años después, adelantándose la justa electoral por determinación de la Suprema Corte de Justicia aun cuando la toma de posesión del nuevo mandatario deberá darse hasta abril de 2011, el escándalo sobre los presuntos vínculos non santos del muy rico postulante perredista al gobierno quintanarroense, Gregorio “Greg” Sánchez, plantea, de hecho, un seguimiento pertinaz al criterio de origen a costa de elevar la descomposición social y política. Desde luego ni Alegre ni Sánchez podrían pasar el menor filtro sobre ideologías y acumulación de fortunas, contraria ésta a la visión utópica de una izquierda social, en contraste con otros postulantes que se disfrazan de misioneros para andar por los caminos de México.

Para colmo, Sánchez cuenta, como principal capital político, con su consorte, Niurka Sáliva, cubana y experta en el discurso provocador, al igual que no pocos antillanos, lista a crear un nuevo feudo de La Habana en suelo mexicano siguiendo los pasos de Lazarito Cárdenas Batel y su esposa Mayra Coffigny, también cubana, en Michoacán. ¿Los mexicanos, acaso, requerimos de tutelas y aristocracias sin disimulo? Abundaremos.

La Anécdota

El rancho y templo de los Fox en San Cristóbal, como ya sabemos, se encuentra en el municipio de San Francisco del Rincón, allá en donde, en la década de los cincuenta, se descubrió un lupanar, con cementerio dantesco incluido, bajo la administración de tres hermanas con tintes cuasi diabólicos, “las Poquianchis”.

Como es tanta la ilusión de los Fox por mantenerse en la cúspide aristocrática nacional, un amigo de esta columna me envió una nada sutil sugerencia:

--¿Por qué no se propone al Congreso la posibilidad de honrar a nuestros políticos y prohombres próceres con títulos nobiliarios? Así acabaríamos, claro, con la simulación.

Con ello le haríamos un servicio, de entrada, a la discursiva de Gamboa, pienso. Y además, les propongo exaltar a los Fox:

--Nombremos a la pareja ex presidencial –respondí al lector agudo-, como los Duques de Poquianchis. Así nadie nos dirá que somos desmemoriados.

Este columnista, desde esta hora, asume el lanzamiento de los célebres Duques, hermanados con las grandes cortes europeas, asiáticas y africanas que perviven. Faltaba más.

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Rafael Loret de Mola
Escritor

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