sábado, 19 de junio de 2010

REINCIDENCIAS NOTABLES

*Reincidencias Notables
*Opiniones que Ofuscan
*Los Célebres Regresos
Por Rafael Loret de Mola
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Siempre es factible encontrar la hebra negativa en la madeja de la crítica. Todo depende las lecturas y el sentido de éstas. Contaba mi maestro en el periodismo que hasta cuando se escribía una crónica de toros era posible inducir a los lectores: un pinchazo podría ser visto como una impericia terrible del espada o como un yerro que evitó el triunfo rotundo del mismo. El enfoque resulta primordial para matizar o exaltar hechos sin exhibir siquiera las intenciones. La objetividad tiene, por tanto, muchas connotaciones sólo perceptibles a quienes vencen el hastío y se atreven a cotejar informaciones más allá de los criterios lapidaros.
En la actualidad mundial, por ejemplo, el combate contra el terrorismo forma parte esencial del ejercicio del poder y la consiguiente eficacia de los gobiernos. El clan Bush, en los Estados Unidos, basó gran parte de su consolidación en el manejo del terror y del dolor como advertencias para asegurar la continuidad y evitar los virajes comprometedores. Y en México, Felipe Calderón ha invertido la mayor parte de su agenda, a través de más de dos años, en el propósito de combatir la inseguridad pública en un entorno alterado por las vendettas, ajustes de cuentas y desbordamientos de los grupos delincuenciales formados, en buena parte, por elementos con formación policíaca o militar, esto es por buena parte de los despojos de las instituciones públicas del ramo.
En España el flagelo tiene nombre propio: ETA. El grupo vasco criminal –no hay duda de que lo sea dada su obcecación por matar inocentes para desfogar chantajes descocados-, mantiene a la opinión pública en vilo dado el histrionismo de sus dirigentes y sus cambiantes posturas, desde una tregua jamás respetada hasta el anuncio del término del “cese al fuego”, esto es una amenaza en toda forma hacia los gobiernos de Francia y España, más bien a las sociedades de sendas naciones. Para repelerlo se ha intentado todo desde hace ya varias décadas, incluyendo la formación de un grupo extremista –los GAL- destinado a localizar y asesinar a los etarras donde quiera que estuviesen; curiosamente, la ilegalidad del mismo –con soslayo de la amenaza latente de los terroristas-, restó autoridad moral y convocatoria al gobierno socialista de Felipe González a quien se señaló como responsable de la formación de los anarquistas de la otra banda.
Y en este momento, cuando se han producido decenas de detenciones claves, se insiste, con redoblado temor, en que la banda es tanto más peligrosa cuanto percibe estar debilitada. Con ello, por supuesto, los adversarios políticos del presidente del gobierno español tienen material de sobra para introducir a sus campañas proselitistas el ingrediente del miedo que con tanto éxito manejaron los priístas en 1994 y los Bush en 2001 en plena batahola de intereses. El PRI, tras la barbarie, ganó un tiempo estimable para el reacomodo de los grandes intereses corporativos; y en Washington la herencia se consumó con la consolidación del liderazgo del ahora ex presidente George junior tras los desaseados incidentes de Florida. El feudo de su hermano Jeb. No es poca cosa.
De lo anterior se desprende que los matices tienen excepcional importancia entre los permanentes especuladores de la vida nacional, hábiles en inducir ideas mediante campañas mediáticas certeras. En 2006 hubo quienes se creyeron el estribillo de que “mañana México será mejor que hoy” para disimular el fracaso de la administración foxista ayuna de resultados y exultante de lugares comunes. Fue tan eficaz la manipulación que hoy todavía no se descarta el retorno de los personajes centrales de aquella trama paralizante.
Debate
La reincidencia es uno de los agravantes más severos cuando se juzga a un delincuente. No así, al parecer, si se trata de las administraciones gubernamentales en donde privan la impunidad y se calculan los riesgos políticos antes de ponderarse a la justicia. Sólo así es explicable, entre otras tantas bajezas de la “vida institucional” –que algunos consideran inmarcesible e intocable-, la secuela de corruptelas al interior de la paraestatal PEMEX, por donde pasa buena parte de la riqueza de nuestro subsuelo con valor doblemente estratégico además: allí perviven algunos de los jirones de nuestra cada vez más acotada soberanía.
Dos de los más recientes directores generales de esta dependencia, el coahuilense Rogelio Montemayor –quien presumía de su cercanía con Luis Donaldo Colosio sumándose enseguida a la intrincada causa de Ernesto Zedillo quien lo llevó del gobierno de su entidad a la cúpula centralista-, y Raúl Muñoz Leos, presentado como una de las estrellas del inolvidable, por ineficiente, “gabinetazo” del señor Fox, han sido exhibidos no sólo como pésimos administradores sino, sobre todo, en su condición de corruptos por amañar contratos, extender canonjías, amarrar complicidades y favorecer la consumación de algunos de los grandes negocios al calor de la industria petrolera.
No se olvide, igualmente, el espinoso capítulo de Jorge Díaz Serrano, quien se sintió candidato presidencial cuando su amigo y jefe, José López Portillo, tenía otros planes. Confinado, sin recibir sentencia durante siete años, el personaje reveló que había sido una víctima del proceder rencoroso de Miguel de la Madrid quien no le perdonó la osadía de haberle hecho sombra. Don Jorge, en su condición de senador –una especie de premio de consolación al quedar al margen de la carrera presidencial luego de cesar como director de PEMEX-, debió ser desaforado en un pleno obviamente amañado que sirvió de antecedente para el similar linchamiento político de Andrés Manuel López Obrador en abril de 2005 quien vaya si supo revertir tendencias e intenciones.
Tres casos bajo el peso de los escándalos mayores que devienen de la empresa más rica del gobierno federal y epicentro de la controversia sobre el imperativo de privatizarla para sancionar así los excesos monopólicos del Estado y, por supuesto, los alevosos desfalcos de algunos de los funcionarios más encumbrados. La mejor manera de abaratar a una institución de cara a una pretendida subasta, rebosante de intereses multinacionales, es desprestigiándola. ¿No es curioso, cuando menos, que las grandes querellas contra la galopante corrupción oficial se hayan centrado en PEMEX?
El Reto
Desde el inicio del régimen en curso señalamos la extraña confluencia de tres ex secretarios de Energía hacia el gabinete en operación. El primero, en su condición de Presidente de la República; el segundo, Luis Téllez Kuenzler, designado secretario de Comunicaciones; y el tercero, Jesús Reyes Heroles González Garza, ubicado en la dirección de PEMEX en donde su padre, el gran ideólogo del priísmo, fincó igualmente sus reales en la década de los setenta y bajo la batuta de Luis Echeverría. Es bueno refrescar la memoria.
No creo, desde luego, en las coincidencias menos cuando se trata de la política en donde recalan los acuerdos soterrados y las alianzas transexenales. Y algo debe significar la amalgama de personajes con antecedentes precisos y la reiteración de los escándalos por prevaricación en una empresa condenada, parece que sin remedio y a pesar de la fogosa resistencia de la izquierda, a volver, poco a poco si se quiere, a manos de los particulares. Lo que verdaderamente indigna es que los mismos defensores de la “institucionalidad” no tengan empacho en socavar a una de las dependencias estratégicas con tal de mejorar la oferta de cara a los ambiciosos ponentes del exterior dispuestos, claro, a convertirse en cruzados contra la galopante corrupción.
En este caso sí sabemos para quienes se está trabajando. Objetivamente.
La Anécdota
A finales de 1981, la gran Conchita Cintrón, llamada con merecimientos de sobra “la diosa rubia del toreo”, publicó un ensayo muy significativo, “¿Por qué vuelven los toreros?”, en donde plantea el drama del ostracismo insoportable y trata de vindicar la osadía de los retornos que, por lo general, son lastimosos.
Por esos días, el diestro mexicano de mayor relieve, Manolo Martínez, señor del temple y el carácter, anunció su despedida si bien muchos dudaron que fuera definitiva. Finalmente no lo fue porque luego de un lustro volvió a enfundarse de luces si bien sólo mostró algunos chispazos de su antigua gloria. Un político preguntó a otro dentro de este contexto:
--¿Por qué vuelven los toreros?
Y la respuesta fue automática:
--Por la misma razón por la que vuelven los ex presidentes.
Todos los ex mandatarios mexicanos, con soslayo de historias y sin juicios de por medio, están en la palestra. Que Dios nos ampare.
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Web: www.rafaelloretdemola.com

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