lunes, 21 de junio de 2010

LOS ESPIAS

lunes, 21 de junio de 2010

En marzo de 2002, con motivo de la Cumbre Iberoamericana cuya sede fue Monterrey, el entonces mandatario mexicano, Vicente Fox, en actitud sumisa ante su colega estadounidense, George Bush, solicitó por teléfono a su par cubano, Fidel Castro, que abandonara la sede del evento –“comes y te vas”-, tras la primera jornada para no incomodar con su presencia al norteño mandamás. Tras la retirada, el propio Castro reveló la conversación sostenida previamente y grabada como suele hacerse en la nación antillana con el enfado correspondiente de Fox quien consideró la divulgación de la misma como una afrenta antidiplomática. El diferendo, sin matices, colocó la interrelación entre los gobiernos de México y Cuba en el nivel más bajo de la historia.

Aquel hecho marcó el inicio de una tremenda escalada de espionaje. Esto es como si la administración federal accediera a parapetarse, en la misma línea que la cubana, a costa de intervenir líneas telefónicas, colocar micrófonos de manera clandestina en oficinas públicas y privadas, amén de tejer con ello una copiosa red de operadores, igualmente en materia cibernética, destinados a averiguar movimientos, deslices, conversaciones y cada uno de los movimientos de adversarios y funcionarios en desgracias por discrecional decisión de la suprema voluntad central. Eso es, exactamente a cuanto acontecía bajo la dictadura simulada, extendida a setenta y un años, del priísmo autocrático.

Hace seis años, igualmente, los llamados “video-escándalos” cubrieron la perspectiva política desde distintos ángulos hasta aterrizar en el espinoso linchamiento social de René Bejarano, uno de los principales personeros de Andrés Manuel López Obrador, captado in fraganti recogiendo montones de billetes de manos del obsequioso empresario argentino –la línea “gaucha” devela infinidad de complicidades soterradas de las que nos ocuparemos en breve-, Carlos Ahumada. Pero más allá del deplorable episodio, que ensució el rostro de quienes se postulaban como invencibles al ser ajenos a la aviesa corrupción según discursaban, pocos repararon en la inopinada práctica del espionaje oficial destinada a someter a las oposiciones y a cuantos se pusieran en el camino, entorpeciendo los intereses y alianzas gubernamentales, de los grupos dominantes, algunos de ellos non santos.

La degradante praxis se ha mantenido y crecido a golpes de impunidad. Existe la costumbre de exhibir a los rivales incómodos, desde las fuentes del poder y sin distingos de filiaciones partidistas, a costa de intromisiones ilícitas a su vida privada, alegándose el derecho, por parte de los operadores del Estado, a proceder así para desnudar los nexos criminales y las posibles turbiedades de cuantos integran los grupos contrarios al poder central, esto es al muy resistente club de Los Pinos, todavía intocable pese a las excitadas proclamas democráticas.

Precisemos: no justificamos a quienes actúan de manera partidista e ilegal en el ejercicio público y son blancos de los espías; pero subrayamos que no existe ética alguna en cuantos violentan el entorno particular, cercan a sus adversarios, como si éstos fueran únicamente los infractores, y luego tan campantes vuelven a sus propios fueros sin rendir la menor explicación. Así han procedido las administraciones de Fox y Calderón. En la misma línea de sus antecesores predadores, volvemos a apuntarlo, y sin el menor interés por modificar las cosas.

Tan pecadores son quienes usan métodos infamantes que cuantos acaban por ser descubiertos en flagrancia. Sólo que los primeros están cobijados por la impunidad y la parafernalia del poder.

Los cómplices, claro, cobran muy bien por las tareas sucias y así van conformándose las plataformas y los cotos de poder que tienden a asegurar patrimonial y políticamente a cuantos los integran, Por ello, claro, vuelven a aparecerse por doquier algunos de los predadores del pasado reciente sin que hubiesen sido jamás investigados sobre tortuosidades y corruptelas mayores a la sombra de sus propios ejercicios oficiales.

¿Puede explicarse, de otra manera, la identidad de la inescrutable “maestra” Elba Esther Gordillo, quien cobra por una plaza que jamás ha atendido sin recordar en donde cursó su enseñanza normalista, y de todo su grupo, compuesto por algunos de los más grandes alquimistas, simuladores y espías del establishment, con el llamado “primer mandatario”, muy a pesar de los discursos originales de éste en pro del cambio y la continuidad democrática en la que no caben cacicazgos sectarios ni huellas gregarias?

Salta a la vista la tremenda inequidad con la que actúan cuantos se refugian en el perentorio poder y luego extienden la impunidad para refugiarse en ésta.

Debate


Miguel Ángel Yunes Linares fue subsecretario de Seguridad Pública gracias a los auspicios de la señora Gordillo. Su pasado ya le exhibía entonces: como secretario general de gobierno de Veracruz, durante la administración estatal del infecundo Patricio Chirinos Calero, a quien desfondó, corrompiéndole, restándole toda solvencia moral y política a trueque de manejar a la entidad a sus anchas, logró consolidar su propio fortuna personal cobrando relevancia, además, por su capacidad para entrometerse en todos los renglones de la vida pública... y privada.

Fueron tales credenciales las que lo situaron en el Legislativo, como diputado, en el crispado escenario priísta y cuando Elba “de Troya”, invencible hasta hoy, medía a la dirigencia de su partido de origen, esto es la chantajeaba abiertamente, asegurando el porvenir de sus incondicionales. Y cuando la señora Gordillo rompió, al fin, con el candidato presidencial priísta en vísperas de la campaña electoral de 2005-06, Yunes se colocó, literalmente, a sus pies. Un vasallaje, por supuesto, que le rindió pingües utilidades.

Como subsecretario de Seguridad Pública, Yunes, el insondable, enterró al titular del ramo, Ramón Martín Huerta, tras la caída de su helicóptero en las faldas del Ajusco. Y no sólo eso, maniobró cuanto pudo por encaramarse al ministerio pero Fox, el mandatario sin carácter acaso aconsejado por su calculadora consorte, no se atrevió a tanto.

Y de allí, pasos desviados y distancias de por medio, Yunes pasó a la dirección del ISSSTE, feudo de la maestra en donde ésta coloca y defenestra a su real entender para no socavar las líneas chantajistas de sus apoyos a la “institucionalidad”. ¿Qué hizo allí? Precisamente hacer campaña, aglutinando fondos e inversiones para destinarlas a Veracruz con la esperanza de validar sus ambiciones políticas. Las derramas fueron constantes y de enorme envergadura.

Ahora el sujeto se querella contra el gobernador veracruzano, Fidel Herrera, acusándolo de lo mismo que él hizo, grabaciones de por medio, esto es por utilizar el presupuesto para fines proselitistas... a la manera de lo que igualmente ejecuta Felipe Calderón a través de los “programas sociales” de su gobierno –esto es con cargo a los intereses de “sus” candidatos, no exclusivamente los de Acción Nacional, cabe agregar-, lo mismo que su esposa, Margarita Zavala Gómez del Campo, otrora discreta y ahora convertida en otro alfil del intervencionismo de Estado, desde Los Pinos se entiende, sobre las soberanías estatales y los procesos políticos. En Oaxaca ha encontrado la “primera dama” un escenario ad hoc. Sencillamente vergonzoso.

Sólo se observa paja en el ojo ajeno desde los distintos frentes partidistas. El cinismo ha reemplazado a la ponderación y el fariseísmo político, igual que ocurrió con los expulsados por Jesús del Templo, se posicionó de las conciencias de cuantos simularon apego a la democracia sólo para conquistar el poder... y después se solazaron en brazos de la nueva oligarquía. Iniciativa México.

El Reto


Fidel Herrera, por cierto, previó la escarpada escenografía en donde se encuentra, intercambiando querellas –mal hechas, por cierto, al equivocar el segundo apellido del dirigente nacional del PAN, el monaguillo César Nava Vázquez-, con quienes lo señalan por favorecer a su partido... a través de la esposa de Gerardo Buganza, uno de los elementos más destacados, hasta hace muy poco, del panismo regional. Y si éste, por cierto, tomó otra senda fue, claro, por el nauseabundo tufo que llegó desde las heredades de Calderón para aplastar a las legítimas corrientes locales. ¿Pueden los panistas del centro justificar lo señalado?¿O se van a inventar otro video-escándalo como los que suelen encender el mundo cibernético tras el robo de celulares?

A Calderón cabría preguntarle si vivimos o no en un estado de Derecho. Si él cree y afirma que es así, ¿entonces por qué no procede, con la rigidez que cabe esperar en un ejecutivo, contra los espías oficiosos a su servicio y al de la casta presidencialista? ¿Y por qué sigue de la mano de Elba, la “novia de Chucky”, figura egregia del corporativismo mexicano en la hora negra de la demagogia en la que se fundamenta la nueva aristocracia?

Yunes es consecuencia de todo esto; y es bastante para dibujar su verdadero perfil. Pero cuenta, por supuesto, con suficientes recursos, en la gama de la amoralidad, para asegurarse el estallido de un conflicto poselectoral en Veracruz pretendiendo establecer un estado de sitio contra sus rivales. Veremos.

La Anécdota


¿Quiénes fueron los autores de los video-escándalos de 2004 que pusieron en jaque, primero al inefable “Niño Verde”, Jorge Emilio González Martínez, y a los operadores de López Obrador, después? Lo cuento en “Destapes” –Océano, 2004-.

Marta Sahagún, aconsejada por Elba Esther Gordillo, se comunicó con Ramón Muñoz Gutiérrez, por esos días en condición de responsable de la Oficina de Innovación Gubernamental –un título tan pomposo como fatuo-, y Ramón Martín Huerta, entonces subsecretario de Gobernación, y les ordenó desde el trono del cogobierno –“Tanto monta, monta tanto, Vicente como Marta”-:

--Les pongo en antecedentes. Rosario Robles –ex jefa del gobierno defeño bajo el signo perredista-, mi amiga, ha detectado tremendas irregularidades en el manejo administrativo del gobierno del Distrito Federal. Necesito que la ayuden. Tiene todo mi apoyo.

Y de allí para el real. Ramón Martín Huerta instruyó, a su vez, a Eduardo Medina-Mora Icaza, en funciones de director del CISEN, para proceder en consecuencia. El primero fue proyectado después a la Secretaría de Seguridad Pública, muriendo en un escarpado “helicopterazo”, y el segundo “aterrizó” en la Procuraduría General en la primera fase de la administración calderonista.

Tres mujeres ambiciosas; tres partidos y tres funcionarios foxistas bendecidos... por la impunidad. Y los espías siguen allí... con Yunes mofándose de ser amigo, y muy cercano, de Calderón. Abundaremos.

E-Mail: rafloret@hotmail.com
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